Treinta años de profesión, o más, pero qué más da ese dato objetivo, veinte años al frente de la sección de Deportes de Diario de Sevilla y jamás me he sentado con nadie para conspirar, para consensuar una línea informativa a seguir con vistas a hacerle daño, o beneficiarlo, al Real Betis Balompié o al Sevilla Fútbol Club. Como nunca le alteré un artículo a nadie.

Bien se podría aplicar en este caso el excusatio non petita, acusatio manifiesta, pero cada uno es libre de pensar lo que quiera e incluso de expresarlo, siempre que lo haga con el debido respeto hacia el prójimo, hacia quien pueda estar en las antípodas de esa manera de ver las cosas.

Viene esto a cuento cuando uno lee un día tras otro por diferentes vías que casi todos los males de un club, en este caso el Betis, tienen su origen en las opiniones que se puedan vertir en varios medios de comunicación, o en miles, qué más da también ese dato objetivo. Mi opinión es tajante, no, rotundamente no. La prensa se limita a contar las cosas que están sucediendo, cada uno con sus filias y sus fobias y con sus errores, por supuesto, como personas que son y no robots. Pero los goles los marcan Fekir y Borja Iglesias y los evitan Bartra y Joel Robles.

Nadie exógeno es culpable de que no lo hagan con acierto más veces y la prensa sevillana, con alguna excepción en los medios y los nombres, es la misma que hace sólo tres años loaba merecidamente la campaña desarrollada por el equipo de Haro, Setién y Serra para alcanzar la sexta plaza.

También es muy parecida esa prensa a la que vivía casi una guerra civil cuando Manolo Jiménez acabó tercero en la Liga con el Sevilla y le criticaban hasta que su apellido empezara con J y no con G. Pero sumó los puntos suficientes para estar en el podio liguero y ni siquiera así calló todas las críticas, igual que deberían haber hecho Fekir y compañía. No lo hicieron, quedaron el decimoquinto. Ése sí es un dato objetivo válido.