La ventana
Luis Carlos Peris
Un puente fantástico
Largo y templado a la vez, el puente que enlazó el festivo de la Constitución con el de la Inmaculada trajo en su mochila un buen puñado de sensaciones mayormente positivas. Hoteles y comederos hasta la mismísima corcha, riadas de gente por el corazón de la ciudad, especialmente por ese cahíz de tierra que es el secreto indiscutible de tal poder de convocatoria, con el adobo de una bien nutrida agenda de espectáculos. Y dos puntos en especial que polarizaron el interés y la bulla. La Plaza de San Francisco con esas espectaculares luminarias que ejercen de reclamo para el revoloteo multitudinario a su alrededor y la Alameda. Desde los Hércules a Caracol, Chicuelo y Pastora, la antigua laguna cuenta con un poder de convocatoria indudable a pesar de que la dejaron sin las atracciones de antaño, pero la Alameda es la Alameda, ese trozo de la Sevilla de siempre que tanto cantaba El Pali. A los anales, un puente fantástico.
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