Turbamultas aun viviendo en domingo

Todos corren de un lado para otro. No hace falta que sea un día en el que las obligaciones laborales obligan a moverse, no. Un domingo cualquiera se adentra uno por cualquier vía y sólo basta parar a repostar, ya sea café o gasolina, lo que se necesite, para comprobar que el personal no se está quieto ni siquiera en el sagrado séptimo día. Las gasolineras con colas, las ventas de carretera con el no hay billetes presto a ser colocado, turbamultas voluminosas chillando en pos del café y la tostada, no hay forma de repostar con tranquilidad, pero ¿de dónde sale tantísima gente?, qué barbaridad, es fiesta grande en una carretera cualquiera, en una venta cualquiera, en una gasolinera cualquiera y eso que estábamos en domingo, en ese séptimo día del que dicen que Dios descansó. Será únicamente Él quien descansa.