LAS EMPINADAS CUESTAS

Amparo Rubiales

Aborto: algo de historia

29 de septiembre 2009 - 01:00

EL 21 de febrero de 1981, siendo concejala del Ayuntamiento de Sevilla, me autoinculpé de haber abortado ante un juez; un medio de comunicación puso un gran titular: "Amparo Rubiales declara que ha abortado"; ese mismo día, por la calle, un pariente se acercó a preguntar cómo me encontraba, y como no tenía conciencia de que me pasara nada, le dije que bien, y él me susurró: "Es que he leído en el periódico que habías abortado…". Todavía me río cuando me acuerdo; pensaba que era verdad y que además había hecho una rueda de prensa.

En estos años hemos ido resolviendo muchos asuntos pendientes, pero uno de los que más oposición ha encontrado ha sido el de que las mujeres no fueran a la cárcel por abortar -nunca lo han hecho por gusto-, ni que lo hicieran en horribles condiciones; las que defendíamos esto fuimos objeto de toda suerte de insultos… Y así estuvimos años hasta que el PSOE, con Felipe González, gana las elecciones generales del 82, y cuando lleva sólo cinco meses gobernando presenta un proyecto de ley de reforma del Código Penal por el que despenaliza el aborto en los tres supuestos hasta ahora vigentes.

Se trataba de un proyecto -considerado por algún sector insuficiente- que provocó una furibunda reacción entre los más conservadores, con la Iglesia a la cabeza, que promovieron manifestaciones de toda índole, con el correspondiente eco mediático, con cosas parecidas a las que hoy siguen repitiendo.

El proyecto de ley, que se aprobó en octubre del 83, tardó dos años en entrar en vigor, porque el partido del "padre" del PP, Fraga Iribarne, presento un recurso de inconstitucionalidad, que paralizó su entrada en vigor; fue en el 85 cuando una sentencia del TC declaró la constitucionalidad de la norma.

Luego hubo que aplicarla, y tampoco fue fácil: los médicos hacían objeción de conciencia generalizada, las clínicas privadas, los profesionales y muchas mujeres eran objeto de toda clase de amenazas -incluidas la detención y la cárcel-. Con los años, se constataron sus carencias, e intentamos modificarla unas cuantas veces; siempre teníamos enfrente a los mismos: los intransigentes que no entienden, entre otras muchas cosas, la diferencia entre delito y pecado.

La derecha siempre ha estado en contra -legítimamente-, pero tuvieron la oportunidad de derogarla y no lo hicieron, y se siguieron produciendo cada vez más abortos. Han pasado 24 años, y se va a modificar la ley, pero seguimos como al principio: manifestaciones y descalificaciones sin límite, de un proyecto necesario, meditado y equilibrado, similar a las leyes de la mayoría de los países europeos.

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