Desde aquella amazona rubia que era Conchita Cintrón, ninguna mujer había hollado las arenas con la autoridad, la prestancia y la destreza de Amina Assís. Era la antítesis física de la peruana, pues esta colombiana que engolosinó al mismísimo Juan Belmonte tenía los rasgos exóticos de una india bellísima y a caballo parecía sobrenatural. Amina debutó en Sevilla la tarde que Manuel Álvarez El Bala hizo que la afición hispalense se rasgase las vestiduras por la osadía del tremendista diestro macareno. Nada más y nada menos que abrió la Puerta del Príncipe tras un recital de heterodoxias que puso aquello a revienta calderas. Amina estuvo muy bien y la pena es que ya Belmonte no estaba para vivirlo. Hoy nos llega la noticia de que Amina Assís ha muerto en su finca de la sierra colombiana. Descanse en paz la heredera de Conchita Cintrón.