Lamenta con dolor Joaquín Sabina la fugacidad de la juventud preguntándose que quién le había robado el mes de abril. Hermosa canción que sigue resistiendo el paso del tiempo y que podemos hacer nuestra. Y no porque en este segundo abril escamoteado nos hayan birlado lo mejor de nuestra vida, esa juventud que se va sin que nos demos cuenta. A nosotros nadie nos ha robado la adolescencia, ni siquiera la juventud; lo que nos están robando es el tramo postrero de nuestra vida. Hoy amanece un mes de abril que, además, coincide con uno de los tres jueves que relucen, o relucían, más que el sol en el calendario festivo de nuestra querida Sevilla. Abril arrancando en Jueves Santo es una carambola que se nos va como el agua entre los dedos. Y así, con otra ola más ahí mismo, la pregunta es espeluznante: ¿Veremos a la Esperanza por Parras alguna otra vez?
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