la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz

Buena estrategia, mala estrategia

11 de octubre 2011 - 01:00

TRES temas aparentemente dispares dan forma a este artículo, que toma el título del libro de Richard Rumlet, uno de los pensadores más influyentes en el ámbito de la estrategia. Las buenas estrategias -nos dice- nacen de una comprensión independiente de la situación, y nuestro conocimiento responde a un criterio cuidadosamente elaborado; las malas estrategias siguen eslóganes populistas, afirmaciones generales que sustituyen al conocimiento. Pero ser independiente -sigue diciendo- sin ser excéntrico, y dudar sobre los argumentos sin caer en la miseria intelectual, son de las cosas más difíciles para una persona.

Aunque es un libro de empresa, Rumlet dedica la última parte a la recesión económica actual, que identifica como una gigantesca burbuja de crédito y endeudamiento privado para comprar activos (principalmente inmuebles) que han perdido buena parte de su valor y además no generan recursos para devolver lo que se debe. Ésta es la idea que expuso Luis Carlos Croisser, que fue Ministro de Industria y presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en el Foro ACP al inaugurar el VIII Salón Inmobiliario del Mediterráneo; la otra conferenciante, Elena Pisonero, que fue Secretaria de Estado de Comercio, Turismo y Pymes, defendió como idea principal el respeto a las instituciones, y evitar que la crispación lleve a propuestas sin sentido como la salida del euro. Pero con ser interesantes las intervenciones -especialmente por su rigor y análisis la de Croissier-, no presentan una estrategia, sino objetivos que son poco más que deseos, y medidas no articuladas cuyos efectos no conocemos y pueden incluso ser contrarios a los que buscamos.

La muerte de Steve Jobs, aunque esperada, ha calado en ámbitos muy diferentes de la cultura y los negocios, dada la personalidad del cofundador de Apple. Precisamente, el libro de Richard Rumlet abre con el caso de esta empresa, que en 1997 estaba a punto de entrar en bancarrota. La estrategia de Jobs fue simplificar el tipo de ordenadores que producía a un único modelo, enfocar el negocio y reducir la empresa. No anunció objetivos ambiciosos ni vendió una creatividad visionaria; tampoco redujo el personal y el negocio de una forma ciega. Elaboró una estrategia para que la compañía sobreviviera y pudiera aprovechar la tecnología en evolución para hacer, en algún momento, algo simple y grande. Al ordenador Apple II habían seguido Macintosh y Pixar (animación de películas); ahora era el turno de la música on line con iPod, iPhone, e iPad.

No puede trasladarse la estrategia empresarial a la economía nacional de un país democrático, porque la unidad de acción y ejecución se pierden, pero llama la atención cómo se eluden en las conferencias y debates -y en este caso estábamos en un foro inmobiliario- estrategias para afrontar la recesión, que aborden los problemas concretos y reales. Nos gustaría oír propuestas sobre cómo se pueden generar crédito y recursos financieros, cómo se puede movilizar el mercado de compraventa y alquiler, qué pueden hacer los trabajadores que no tienen ni tendrán empleo en el sector. Por ahí se empieza a elaborar una buena estrategia.

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