Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

De la Catedral a la Champions sin duda alguna

A través de un segundo tiempo memorable, el Sevilla volteó el partido y gana el premio gordo

Pensar que al Sevilla se le va a escapar la oportunidad de volver a Champions es señal de que no conoce al Sevilla y sus circunstancias. Aparte de romper el maleficio que le perseguía en la nueva Catedral, la forma en que levantó un pleito que perdía y la sensación apabullante que dio a través de un gran segundo tiempo, el Sevilla agarró con sus dos manos una plaza con derecho a disfrutar de la primera competición continental.

La puesta en escena del Sevilla es espectacular, pues se adueña del balón de tal manera que la diferencia en tiempos de posesión es abismal. Todo el juego se mueve al compás que dictamina Banega, Navas es el habitual estilete a estribor y Ocampos anda olisqueando sangre. Una ocasión diáfana del argentino y otra aún más clara de Suso es producción más que suficiente para ir por delante, pero esa superioridad va diluyéndose hasta desaparecer completamente con el gol vasco.

No se ha llegado a la media hora cuando Capa engancha con mucho mérito un balón que le llega rebotado. Ya no sólo ha desaparecido esa superioridad, sino que Muniaín desaprovecha una ocasión clarísima para arruinarle la noche al Sevilla. De esa manera se llega al intermedio, con las posibilidades de éxito equiparadas, pero con el Athletic por delante en el electrónico. Da igual, ya que el Sevilla que reaparece en cancha es el que empezó el pleito, el de tanta jerarquía.

Convencido de su superioridad, la expuso en cancha desde el inicio y ya antes de que empate, tanto Ocampos como Reguilón pueden y deben anotar. Luego llega el tiro perfecto de Banega en discutible falta en la media luna y una asistencia perfecta del criollo la concreta Munir. La sensación que el Sevilla ha dado en el Bocho no es que dé pie a la esperanza, sino que es la confirmación de que ha salido de la Catedral con el billete a Champions confirmado.

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