La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Convocatoria en el Calvario

La convocatoria creada por don Joaquín Sáenz García es una obra maestra que define a la Hermandad del Calvario

Miércoles de Ceniza. En las puertas de las iglesias se muestra una revolucionaria obra de arte del diseño gráfico: la convocatoria del Calvario. Uno de los tres elementos definidores de la personalidad de esta Hermandad marcada por su paulino, místico y severo Crucificado. Tres elementos que tienen tres nombres: Farfán, Sierra y Sáenz. Nadie ha interpretado mejor al Calvario que Francisco Farfán labrando en 1909 el primer paso de caoba con hachones que nuestra Semana Santa conoció. Nadie ha interpretado mejor al Calvario que Juan Sierra en su artículo El esparto y en su poesía El cristo del Calvario ("El cadáver de Cristo penetra en esta augusta soledad hecha piedra como un salmo suspenso…), la más atrevida que se haya escrito sobre nuestra Semana Santa. Y nadie ha interpretado mejor al Calvario que don Joaquín Sáenz García con la convocatoria de cultos creada por él en su Gráficas del Sur, la última imprenta humanista de Sevilla que fue un foco irradiador de cultura no solo impresa, sino hecha en las tertulias con pintores, escritores, flamencos y músicos.

Doy prioridad al patriarca impresor don Joaquín sobre sus hijos artistas Joaquín y Emilio porque fue él quien ideó la convocatoria de cultos del Calvario que para mí es, tras el paso de Farfán y la palabra de Sierra, el tercer elemento que mejor define esta hermandad definida por su Cristo. El mérito de los tres fue interpretar lo que el Calvario exige: lo más sobrio, desnudo y despojado. Farfán quitó oros, faroles y candelabros. Sierra podó la prosa y el verso para hacerlos más exactos, duros y valientes. Y Sáenz quitó lo que más identificaba hasta entonces una convocatoria de culto: la orla.

Un gesto vanguardista y valiente, como la caoba y los hachones de Farfán, como las metáforas de Sierra; pero necesario para darle al Calvario lo que precisaba de la única forma que a él se le puede dar algo: quitándoselo. Esta convocatoria sin orla, de severa tipografía sin adornos, en rojo solo el nombre imponente -CALVARIO-, atrevidamente presidida por un espléndido dibujo de la cabeza del Cristo que don Joaquín encargó al pintor Manuel Flores, es una obra maestra del diseño, la convocatoria más personal y creativa de Sevilla. Nacida en Gráficas del Sur, allí ha regresado este año al ser impresa en las artes gráficas Surdigraf por Emilio, nieto de don Joaquín y continuador de la dinastía de impresores. Iustitia facta est.

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