La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El 'inquifatuo' de la Moncloa
El Cristo de Burgos es una creación de Juan Bautista Vázquez el Viejo, salmantino con taller en Sevilla durante más de dos décadas, a quien puede considerarse germen principal de la escuela escultórica andaluza con sus novedosas trazas manieristas del Bajo Renacimiento. Sería el autor de otras grandiosas obras: el modelo del Giraldillo fundido por Bartolomé Morel para la Giralda, la maravillosa Virgen de las Fiebres para el extinto convento dominico de San Pablo o la última fase del retablo mayor del monasterio cartujo de Santa María de las Cuevas. El Cristo de Burgos sale de su gubia en 1574 por encargo del licenciado Juan de Castañeda para su capilla funeraria en la iglesia de San Pedro, cumpliéndose ahora, por tanto, cuatrocientos cincuenta años de su finalización. El precio acordado ascendía a cincuenta ducados y hubo de usar como modelo el crucifijo medieval del convento de San Agustín, protagonista de los primeros vías crucis originarios de la Semana Santa hispalense, el cual tuvo a su vez como referente uno que se halla en la Catedral de Burgos: “...con una corona de espinas y sus cabellos largos y un paño en el cuerpo, según y en la forma que está y lo tiene el Santo Crucifijo de la capilla de San Agustín de esta ciudad...”. La policromía primitiva se debe a Juan de Zamora, suegro del escultor. La peluca natural se le retira a finales del siglo XIX y se remodela una nueva de pasta y estopa bajo la corona de espinas de plata oxidada, mientras el faldón de tela fue sustituido por un sudario encolado. Es el crucificado con base documental más antiguo que procesiona en la Semana Santa de Sevilla.
La Plaza del Cristo de Burgos es un complemento ajustado a la iglesia y a su imagen más representativa. Surge en la segunda mitad del siglo decimonónico tras el derribo de la primera Real Fábrica de Tabacos y gran parte del convento de trinitarios descalzos. La frondosa vegetación que la cubre nos ofrece cuatro imponentes ejemplares de Ficus platyphylla traídos en 1925 desde el Parque de María Luisa, los cuales quedan acompañados por egregios plátanos de sombra, media docena de naranjos, ocho árboles de Júpiter y hermosas aves del paraíso arbustivas en parterres cercados por setos de mirto. Rojos ladrillos de barro cocido combinados con azulejos de olambrilla conforman un pavimento muy del gusto sevillano.
El Santísimo Cristo de Burgos recorre hoy calles céntricas de la ciudad en dirección a la catedral hispalense con motivo de la conmemoración de los cuatro siglos y medio de su talla por Vázquez el Viejo, donde será entronizado en el altar de plata situado detrás de la Puerta de la Concepción. Le acompañarán los rescoldos etéreos de los años juveniles de Velázquez que revolotean en la plaza, pues el genial pintor vio la luz en la morería existente en sus aledaños y fue bautizado en San Pedro, así como los ecos de la profunda historia que nos revela cada Miércoles Santo su salida procesional junto a Madre de Dios de la Palma.
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