Dentro del marasmo que siempre supone un parón liguero y a pesar del interés que habitualmente suscita un partido con Portugal, creo que hay que enfatizar el papel que desempeña un futbolista en el engranaje bético. Se trata de cómo está respondiendo Sergio Canales a la ilusión que el club mostró cuando fue a ficharlo. Y desde ya proclamo que con Alfonso es el mejor fichaje que el Betis ha realizado en los últimos decenios.

El fichaje de Alfonso Pérez Muñoz en el verano de 1995 fue por consejo de Lorenzo Serra para un golpe de mano made in Lopera que cogió a Ramón Mendoza con la guardia baja. Como hoy Canales, el getafeño venía de superar una grave lesión sufrida un año antes en Nervión, lo que facilitaría su contratación. Veintitantos años después sería otro preclaro entrenador el que aconsejaría el fichaje de Sergio Canales, que por entonces no era titular indiscutible en la Real Sociedad.

Sobrevolaba sobre el cántabro la sombra de una serie de lesiones de rodilla y eso hacía dudar de sus posibilidades. No sé por qué en Anoeta no brillaba como está brillando en el Betis, pero la verdad es que aquello facilitó también las cosas para su venida. Y qué gran medida la de que estampase su firma por el Betis, ya que desde el primer día con Setién, algo menos con Rubi y espléndido desde que Pellegrini maneja la barca, puede decirse que se le acabó el nomadeo.

Insisto en que con Alfonso es el mejor fichaje del Betis en mucho tiempo. Con esa clase excepcional que le llevó muy joven a fichar en el Madrid, Canales se maneja con un nivel de compromiso incuestionable, lo que no sólo le convierte en pieza básica del equipo, sino que lo ha devuelto al equipo nacional. En Valencia jugó algo más retrasado y le han llovido los elogios, algo muy lógico pues mientras más intervenga en el juego mejor será para el Betis, muchísimo mejor.