La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Exigimos la verdad sobre las pensiones

No nos engañen. Cada vez vivimos más años, cada vez nacen menos niños y cada vez es menor la población activa

Público de diferentes edades en una calle andaluza

Público de diferentes edades en una calle andaluza

El Pacto de Toledo acordó la subida de acuerdo con el IPC. Más de una década después, con Mariano Rajoy en la Moncloa, se introdujeron factores de sostenibilidad. Y ahora se ha vuelto al aumento de acuerdo con ese IPC. Ocurre que ahora vivimos más, muchísimo más. Sufrimos una inflación de duración indeterminada. Antes se cobraba la pensión durante cuatro o cinco años tras cuarenta de currelo. Y ahora se puede estar cobrando durante un tercio de la vida. O más. Baste recordar que hace unos meses murió el español más longevo con 112 años. En los obituarios se destacaba que todos sus hermanos menores viven. Y ya se pueden imaginar que el pequeño tiene más de 90 años. Si añadimos el problema de la natalidad, fijada en unos índices bajísimos, no hace falta ser un lumbrera para concluir que el sistema de las pensiones es insostenible.

El Banco de España ha dicho la verdad sobre las previsiones económicas del Gobierno. El problema es que 2023 es año electoral. Ningún Ejecutivo asume el riesgo de dar malas noticias, más bien al contrario: se lanzan con criterios populistas a la yugular de quien ose cuestionar los ingresos y los gastos en una Europa amenazada por los precios disparados, la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética, etcétera. Veremos el grado de ejecución del presupuesto, que ahí está la madre del cordero, pero más pronto que tarde habría que tomar medidas que hagan viable el sistema de unas pensiones que han sido fundamentales para permitir unas condiciones de vida dignas en muchos hogares que la crisis económica de 2007 dejó sin fuentes de ingresos. Las prestaciones de los mayores salvaron la economía familiar de sus hijos, esos mismos mayores a los que ahora, por cierto, los bancos torturan con barreras digitales infranqueables. La solución al problema de fondo solo puede ser tomada por los dos grandes partidos.

Las pensiones deben figurar en el elenco de los asuntos de Estado –como por ejemplo la seguridad nacional– en los que el PSOE y el PP tienen que ponerse necesariamente de acuerdo. Hemos tardado cuarenta años en tener el primer gobierno de coalición, que tampoco es precisamente un motivo de orgullo, pero no sabemos cuantos años se exigen para que determinados asuntos sean materia de negociación entre socialistas y populares de forma tan naturalmente automática que a nadie se le ocurra nunca tomar medidas al respecto de forma unilateral. De momento tenemos derecho a la verdad. Cada vez nacen menos niños. Cada vez vivimos más. Y cada vez somos menos los que trabajamos. Dígannos la verdad.

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