LOS datos económicos publicados a lo largo de esta semana sobre la intensa crisis que tiene en jaque a familias, empresas y a amplios sectores de la sociedad sevillana dibujan un panorama gris y, paradójicamente, al mismo tiempo nos ofrecen un pequeño atisbo de luz al final del túnel de la depresión económica, cuyo final todavía parece quedar lejos. El paro registrado por el Inem ha marcado un nuevo récord histórico en la ciudad. Desde enero los parados suman 3.000 personas más, la mitad de ellas procedentes del sector servicios, el más importante dentro de la estructura económica provincial, hasta alcanzar la cifra escalofriante de 218.982 personas. En paralelo, las estadísticas oficiales confirman que el deterioro tiene otras derivaciones: el descenso de afiliados a la Seguridad Social (4.900 menos) y una caída notable en el número de nuevos contratos (del orden de casi un 10%). Ambos factores dificultan el mantenimiento de la red asistencial que cubre a los parados, al suponer una merma de los ingresos públicos. La contratación, además de escasa, sigue siendo coyuntural: la mayoría de los nuevos contratos de trabajo son temporales. A pesar de este panorama, dos profesores de la Universidad de Sevilla, Emilio Carrillo y Luis Miguel Rufino, presentaron un diagnóstico sobre la incidencia de la recesión en la provincia que, partiendo de la actual situación económica, al menos propone fórmulas para intentar cambiar la tendencia. Las recetas de ambos expertos merecen una reflexión profunda. El futuro económico de Sevilla, sometido a factores externos, depende sobre todo de la voluntad colectiva para abordar reformas en profundidad en materia educativa, orientando los ciclos formativos hacia los sectores económicos de futuro. También reformas financieras, sobre todo en favor del tejido empresarial de pequeño y mediano tamaño. Carrillo y Rufino señalan los sectores con potencialidad de empleo: cultura, turismo, medio ambiente y comunicaciones. Hay que trabajar en esa dirección. La economía sevillana no puede permitirse seguir igual si quiere salir del agujero.
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