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Funerales civiles

A las autoridades locales no se les ocurriría enfrentar al Estado con la Iglesia utilizando a las víctimas

Una vez más se ha visto que Sevilla es diferente. Aquí los funerales de Estado y las coronaciones canónicas se organizan en la Catedral; si bien para quienes prefieren hacerlos al aire libre se puede utilizar la Plaza de España, pidiendo los permisos a las autoridades civiles y religiosas. Por el contrario, en Madrid, el homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus se ha planteado como un funeral laicista o civil. Se ha llegado a destacar que la Iglesia no ha tenido ningún papel relevante. O sea, que lo han organizado como un homenaje a los fallecidos y contra la Iglesia. A esa paranoia han llegado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (que lleva lo eclesial incluso en el apellido). Y, una vez más, han utilizado al rey Felipe VI por medio. Cuando su talante es diferente y había asistido al funeral que se celebró en la Catedral de la Almudena.

A ese funeral auténtico no asistieron Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias. El Gobierno envió a la vicepresidenta Carmen Calvo, que ayer estuvo de visita sevillana en Pico Reja. En cierta ocasión, en una entrevista, ella me contó que cuando iba a visitar a su madre en Cabra (Córdoba) la solía acompañar a misa. En fin, que Carmen Calvo no tiene ese odio de Estado, que califica por sí mismos a los otros. No valoran que en este país hay incluso ateos/creyentes. Mi padre me contó que un obrero de la Aeronáutica le dijo: "Yo soy ateo, pero creo en la Virgen y le rezo de vez en cuando".

Este país es así. Ahora es peor, porque no todos los niños van a la catequesis. En Andalucía, en general, y en Sevilla, en particular, la religiosidad popular es un dique de contención, como suele decir el arzobispo Asenjo. Aquí tenemos autoridades locales a las que no se les ocurriría enfrentar al Estado con la Iglesia utilizando a las víctimas del coronavirus. A las que, por cierto, atendieron muchos curas en sus últimos momentos, y entre cuyas víctimas también hubo religiosos, lo que se silencia.

Se puede hacer un funeral y un homenaje. Es normal. A nadie se le impone. Pero la Iglesia merece respeto, como mínimo, por su labor en esta crisis. Y en cuanto a los funerales civiles, no creo que se pongan de moda. Pasaría como con las bodas civiles. Un concejal me comentó: "Una novia me echó una bronca, después de casarla en el Ayuntamiento, porque me dijo que yo no había predicado, ni había hablado de la Esperanza de Triana". Yo le contesté: "Hija, pues te hubieras casado en Santa Ana".

Sin darse cuenta, organizaron el funeral laico de Estado el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, que está especializada en salvar a las Ánimas Benditas. ¡Ay, Señor! Eso les pasa por no estudiar Religión.

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