Ciertamente fue un gran paso el de antier en Osuna, pues mejor es eso que nada y mucho mejor que el personal vuelva a conectar con esa pasión de toda la vida que es el toreo. Una buena idea que apoyó la televisión autonómica para que aquello no quedase en el anonimato mediático que hoy padece la Fiesta. Dicho lo cual hay que resaltar que el asunto quedó francamente mejorable, pues la visión que desde la bonita plaza ursaonense se dio de la corrida no fue como para hacer proselitismo y que la afición vuelva a engancharse. Toros bien presentados para una plaza de pueblo, pero sus trapíos no eran los más adecuados como para, en un momento como éste, realzar la seriedad de un espectáculo en el que se muere de verdad. Está también la poca idoneidad del cartel con un torero de vuelta cuando tantos jóvenes con hambre guardan una inacabable lista de espera.