En este no parar de Liga tan atípica, el Betis convalece de un estado de angustia que se dio por finalizado el miércoles ante Osasuna. Ese partido con los navarros ha apaciguado en cierta manera el universo bético, de ahí que la cita de esta noche en el Metropolitano se afronte con más sosiego en el ánimo y mejor autoconfianza. De todas formas, se trata de enfrentarse con el tercer equipo de una Liga que parece tener favorito.

Existe un curioso paralelismo en las vidas del Betis y el Atlético de Madrid y éste arranca porque un triunfo del equipo bético en el Calderón propició el cambio más rotundo en la vida del club colchonero. Aquel triunfo del Betis de Mel sobre el Atleti de Gregorio Manzano en vísperas de la Navidad de 2011 dio lugar al aterrizaje de Diego Pablo Simeone en el banquillo rojiblanco. Y, desde entonces, la historia del Atleti dio un giro para convertirse en la de más longevidad exitosa.

Ya no existe el Calderón, el Atleti sigue pujante, vivo en Champions y pletórico tras el confinamiento, lo que le dio para escalar hasta ese tercer lugar que ahora pleitea con el Sevilla. Y a la cita de esta fiebre de sábado noche llega el Betis con su valija llena de circunstancias. Ayer convertía Alexis en aprobado el fracaso según Haro en un curso que ha dado para escribir un libro. Un libro que, seguramente, sería un culebrón lleno de intrigas que terminará incruentamente.

Y tras la cita de esta noche en el Metropolitano, el anuncio de que pasado mañana se presenta a Manuel Pellegrini, que ya ha presentado su tarjeta de visita en forma de piropos a la entidad que le ha contratado. Desconozco si sus mensajes se admitirán como son o si serán torticeramente manipulados como ocurriera con Setién. Por lo pronto ya hay quien airea que ha venido al Betis porque los que quería el Betis dijeron no. En fin, ganas de agradar. Hoy juega el Betis y punto.