EL Íbex 35 regresó ayer a terreno negativo al ceder un 0,26% al cierre de mercado y fracasar en su intento por reconquistar los 7.900 puntos, lastrado sobre todo por los grandes valores.

El buen dato del paro (127.248 desempleados menos con respecto a mayo) y las palabras del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, diciendo que "con toda probabilidad el segundo trimestre de este año será el último de caída de la actividad económica en España en términos intertrimestrales" no fueron suficientes para contener la caída.

Iberdrola perdió un 1,69% y lideró los recortes del selectivo, seguido de Acerinox (-1,64%). Inditex (-1,47%) y Telefónica (-1,26%) fueron otros de los blue chips que se adentraron en la zona roja, al igual que Repsol, que perdió un 0,63%, y BBVA, que se dejó un 0,53%. Santander se desmarcó y sumó un leve 0,2%.

Entre los avances, despuntaron Sabadell, que se disparó un 13,88%, Caixabank (+5,90%) y Popular (+5,30%). Los analistas atribuyen los repuntos logrados por estos bancos a rumores de mercado sobre ratios de capital de Basilea III. "Existen informaciones de que se podrían relajar estos criterios de capital, lo que facilitaría el cumplimiento de los bancos más mermados", explican.

El Íbex se desmarcó así de las principales plazas del Viejo Continente, que describieron una tendencia al alza. Eso sí, los repuntes fueron leves y oscilaron entre las subidas del 0,4% registradas en Milán y París y la del 0,1% protagonizada por Fráncfort.

A pesar de las dudas de los inversores en el Íbex, la prima de riesgo española mantuvo su buen tono y se estabilizó en los 293 puntos básicos. La rentabilidad del bono español a 10 años se situó en el 4,6%.

El euro, por su parte, sostuvo su fortaleza respecto al dólar al cierre de mercado. La moneda única se intercambió a 1,3031 billetes verdes.