fragmentos

Juan Ruesga / Navarro

Instituto del Teatro

A todos los que trabajan en un escenario.

HACE unos días leímos la noticia: "El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, ha admitido a trámite las quejas de 84 alumnos de los aproximadamente 185 que conforman la Plataforma de Graduados por el desaparecido Instituto del Teatro de Sevilla y se compromete a que la Consejería de Educación diga por escrito si convalidará o no sus títulos, extremo que llevan reclamando hace más de 15 años". Detrás de esa escueta noticia están las vidas, esfuerzos e ilusiones de unos pocos de cientos de personas que vieron en el Instituto del Teatro el lugar donde le podían abrir una puerta, por donde entrar en el mundo de las artes escénicas.

Los años 80 y 90 fueron dedicados por muchos andaluces, con el impulso y apoyo de las administraciones locales y autonómicas, a crear instituciones que permitieran a Andalucía acortar la distancia entre nosotros y otros pueblos españoles y los países europeos. En el caso del teatro, surgieron y se llevaron a la práctica dos iniciativas modélicas: la creación del Centro Andaluz de Teatro, incorporando el Instituto de Teatro creado por la Diputación de Sevilla, y el Plan de Rehabilitación de Teatros Públicos. Los edificios siguen ahí, tozudamente, pidiendo ser y estar al mejor servicio de todos los andaluces. De la institución Centro Andaluz de Teatro, en mi opinión, sólo queda el nombre. Ya está en las aulas de las universidades andaluzas y asomándose a los escenarios de nuestros teatros una nueva generación que pronto se preguntará, si no lo hace ya, ¿cómo es posible que se haya demolido lo que tanto esfuerzo y recursos costó? ¿Y por qué?, si respondían a un sistema de formación y práctica que ahora se nos presenta como el ideal. Un centro integrado donde los alumnos pudieran tener una enseñanza de todos los aspectos del teatro, y que tuviera directa relación con espectáculos producidos dentro de esas paredes y que recorrían los teatros recién rehabilitados de las ciudades andaluzas. Donde los profesores pasaban a los escenarios, a mostrar el ejemplo de lo que contaban en las aulas.

¿Por qué fue cercenado y cortada la progresión y continuidad de un centro como el Instituto del Teatro?, que prestigia la escena española con artistas como Antonio Dechent, Antonio Campos, Juan Motilla, Juan Dolores Caballero Chino, Manuel Morón, Consuelo Trujillo, Aurora Sánchez, Pepe Quero, Paco Tous, Pepa Díaz-Meco, Manuela Nogales, Manolo Monteagudo, Ramón Bocanegra, Sebastián Haro, África Gozalbes, Lucina Gil, Manolo Caro, Julio Fraga, Manolo Solo, Víctor García, Juan José Macías, Cuca Escribano, Paloma Díaz, Paco León, José Manuel Seda, Alex O'Dogherty, José Luis García Pérez, Feliz Gómez, Guillermo Weickert, Antonio Garrido, Candela Fernández, Práxedes Nieto, Belén López, Muriel, Vicente Palacios, Ignacio Delgado, Santiago Amodeo, y un largo e importante etcétera.

Ojalá consigan lo que solicitan, y pronto. Y sirvan estas pocas líneas de apoyo al tesón y esfuerzo que están desarrollando, con el incansable Gregor Acuña a la cabeza.

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