Sofocón para empezar y fiesta grande para rematar una noche con nombre propio, el de Joaquín Sánchez. El incombustible portuense asistió los tres goles que sirvieron para que su equipo se hiciera con los tres puntos y también para pacificar el habitualmente convulso universo verde, blanco y verde. Fue una noche de reencuentro con el gozo para el bético y con la sensación de que ajustando piezas puede lograr sus objetivos.

Barragán no está, Mandi se ve superado, Bartra duda, Joel no sale y Hernani la pone impecable en el segundo palo. Ni siquiera han roto a sudar los protagonistas y ya pierde el Betis ante un Levante que ocasionó una auténtica pesadilla un año ha. Decididamente, pocos equipos tan vulnerables atrás como este Betis que Rubi anda modelando a base de cambiar mucho de un partido a otro, que hasta seis fueron los relevos respecto a la alineación del viernes en Pamplona.

Y la sensación de endeblez defensiva flota como un fantasma sobre la vertical de Heliópolis. Por si fuera poco, un centro de campo creativo y que no le quita la pelota a nadie crea muy poco. Afortunadamente, sobre la media hora ya aparece un Betis más fiable, Álex Moreno incide mucho para problemas de Coke, emerge Canales, el VAR juega contra el Betis y, sobre la campana, Joaquín se saca una carta de la bocamanga y Loren establece tablas a la espera de una continuación muy diferente.

Diferente y con Joaquín demostrando que aún le quedaban más cartas en la bocamanga. Dos virguerías más, una escandalosa al alimón con Canales, para que repita Loren y abra Borja Iglesias su cuenta goleadora de bético. Y a partir de ahí, fiesta grande en Heliópolis para regocijo, merecido regocijo, bético. El Levante acabó laminado pero no podemos obviar que este Betis ha de impermeabilizarse un tanto para que los sofocones no sean moneda de uso tan frecuente.