Domingo sin fútbol, mustio collado, la triste realidad de este tiempo navideño que acarrea la sequía futbolera. Siempre tirábamos de la añoranza que nos trasmitía el Boxing Day, pero es que este año hasta el día del regalo de los ingleses está tocado de ala por culpa del bichito cabrón, ese enemigo invisible que muta y muta hasta hacer que la pesadilla sea inacabable. Pero bueno, divaguemos y metámonos en el parafútbol.

Y en ese parafútbol aparece como protagonista destacado el holandés Luuk de Jong, que debe andar viviendo sus días más amargos como futbolista profesional. Llegó en el verano de 2019 al Sevilla procedente del PSV y, aunque recibido con reservas, cuajó un buen curso de blanco. Un buen curso con goles y aceptable rendimiento, siendo algunos de sus tantos ciertamente providenciales para el Sevilla, Goles, por ejemplo, que valieron un derbi y un título continental.

Aquel golazo en Heliópolis de cañonazo al ángulo estuvo luego acompañado por el que le hizo al Manchester United y que significaría la clasificación para la final de la Liga Europa. Y en esa final eclosionó el holandés con dos goles al Inter para llevar la sexta Liga Europa a la bien poblada vitrina de Nervión. Luego llegó En-Nesyri y la vida le cambió para mal, originando una serie de vaivenes en los que aparece como una pulga que todos quieren quitarse de encima.

Primero se lo quitó de encima el Sevilla mediante una cesión atípica al otrora omnímodo Barça y ahora son los culés los que no ven al gigante neerlandés apto para su causa. Todo muy rocambolesco para una situación que debe ser muy dolorosa para De Jong. Tanto Sevilla como Barça están de acuerdo en satisfacer los deseos del Cádiz y sólo falta saber si el futbolista accederá a una caída tan libre como la que está sufriendo desde que el Sevilla lo repudió.