Superadas las tribulaciones coperas, Liga habemus y con un partido de los que se dan en llamar clásicos. Sevilla y Atlético de Madrid tienen muchos puntos de encuentro en sus vidas y pasa que la gran mayoría de ellos tuvieron tintes acusadamente desagradables. Por ejemplo, lo de aquel domingo de Feria de 1951 en que una decisión arbitral le privó al Sevilla entonar su segundo alirón liguero, pero no acabaron ahí los encontronazos.

Y esta noche se renuevan las hostilidades con el anfitrión situado cinco puntos por arriba del rival y dos posiciones. Pero llega este encuentro con ambos contendientes en el momento más bajo del curso. Sudó sangre el Sevilla en un campo copero de polvareda, aunque sintética, y llega el Atleti con la herida que supone perder un derbi. Claro que los de Lopetegui también atesoran en la memoria ese gol de Delaney que le permitió salvar un tsunami llamado Athletic Club.

Colisiona el más fiable de todos los anfitriones con la que fuese irreductible tropa del Cholo. Y aunque estamos en tiempos de vacas flacas, con lo apretado del calendario haciendo estragos en las piernas de los protagonistas, este partido de hoy es de alto standing, uno de esos duelos que hacen única a la Liga española. Y es un partido signado por la cantidad de lesionados que acogen ambas enfermerías, pero con material humano suficiente para que la cita no se minusvalore.

Es mucho lo que se libra esta noche en el coliseo de Dato, nunca un Sevilla-Atleti fue a título de inventario, la rivalidad continúa intacta y hasta puede decirse que sólo Betis y Real Madrid ganan al Atleti en la animadversión del feudo sevillista. Se juega en prime time de este sábado de Adviento, es sustancioso el botín en juego y la competitividad está servida entre dos fuerzas de la naturaleza que no tienen la rendición en sus respectivas filosofías de vida. Silencio, se juega.