La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Restauren la placa de Magallanes y Elcano!

El Ayuntamiento y la Fundación Nao Victoria podrían adecentar la gran lápida que conmemora los 400 años de la gesta

La placa.

La placa. / M. G. (Sevilla)

Qué devaluado está el calificativo de histórico por culpa de los medios de comunicación. Nostras culpas. Histórico es ya todo: desde la muerte de la reina Isabel hasta el refugio de una cofradía en un templo a causa de la lluvia, desde que Alcaraz gane en Estados Unidos hasta que el PP arrase en Dos Hermanas, desde el cierre de una taberna que lleva sesenta años abierta hasta la abdicación del rey Juan Carlos. ¡Cuánta historia vivimos en directo, qué afortunados somos! Hemos normalizado el uso de un adjetivo hasta su absoluta devaluación. Tan es así que ya nos sabe a poco hasta cuando lo empleamos cuando ocurre algo que provoca cambios sustanciales en una sociedad y que, por lo tanto, será objeto de estudio. De Sevilla salió la expedición de Magallanes y Elcano hace 500 años. La ciudad colocó con ocasión del 400 aniversario una placa conmemorativa en la fachada hacia el Guadalquivir del antiguo convento de Nuestra Señora de los Remedios, el inmueble que acogió el Museo de Carruajes hasta noviembre de 2020. En ella se lee hoy con cierta dificultad un texto que evoca que desde Sevilla partió la expedición: “La más portentosa empresa de la raza española”. El actual museo era en aquel tiempo un convento desamortizado que albergaba a la Virgen de los Remedios, que, además de dar nombre al barrio que décadas más tarde se crearía por impulso de constructores como Gabriel Rojas o Luciano Rosch, fue un lugar donde los marineros acudía a rezar antes de partir. Convendría que alguien le diera lustre a la placa.

Tras el chasco de los drones en la Plaza de España, bien podría el Ayuntamiento tener un gesto con la causa y repasar la placa, de gran tamaño y cuya lectura, dada la falta de nitidez de la grafía, recuerda hoy a las pruebas que te hace el oftalmólogo cuando te tapa un ojo y te aproxima o aleja los números. ¡Qué trabajo cuesta leer que la gran gesta salió de Sevilla! ¿O es precisamente lo que, poco a poco, se pretende tapar porque en lugar de afán por el rigor histórico sufrimos en Sevilla un enorme complejo de provincianos? La limpieza y abrillantamiento de esta placa sería un hermoso detalle en el contexto del quinto centenario. Unos sevillanos colocaron esta placa hace un siglo con indudable acierto. El actual gobierno de la ciudad –con o sin la Fundación Nao Victoria– podrían preocuparse de su adecentamiento. Bien lo merece el lugar donde se exhibe, justo el muelle del que partió la expedición. Y daríamos así continuidad a la labor de reconocimiento realizada por nuestros antepasados.

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