La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Objetivo, el Rey
Cuanto más repiten los responsables del Gobierno andaluz que van agotar la legislatura, más síntomas hay de que es al Ejecutivo al que más le interesaría impulsar un adelanto electoral.
El de Andalucía es un gobierno de coalición, y por tanto, no está exento de los problemas y condicionantes que esa fórmula tiene. Desde su formación en enero de 2019, la gran mayoría de los capítulos sonrojantes tienen color naranja. Y hace tiempo que quedó demostrado que pese a que partían con muy poca distancia entre ellos, es el PP el que ha capitalizado la acción de gobierno en estos tres años de cambio.
Ciudadanos es, también en Andalucía, una partido en trance de descomposición. No sólo porque vive en el filo de la navaja demoscópica de si se convierte en un partido extraparlamentario o salva el honor con uno o dos escaños (¿Málaga? ¿Sevilla? ¿O ambos?). O porque periódicamente hay militantes o cargos institucionales que abandonan el barco.
Pero, sobre todo, Cs vive una profunda crisis de ¿liderazgo? con Juan Marín quedando en evidencia día sí y día también. Y sin darse cuenta que enfatiza todos sus defectos al someterse a una exposición mediática vigoréxica. La obsesión por hablar en los medios es directamente proporcional a las situaciones de bochorno que crea.
No le ha bastado con todo lo ocurrido con las grabaciones que se han hecho públicas. Se empecina en el error.
En una semana ha estado en Canal Sur Televisión y Canal Sur Radio, medios que dependen del Gobierno autonómico. Y el paso por la radio pública andaluza de ayer fue antológico: no sabe cuántos militantes tienen derecho a voto en las primarias exprés hechas a su medida para revalidar candidatura; no se considera un cargo orgánico ni aun formando parte de la ejecutiva nacional de su partido y, el summun, sólo se presentará por las listas naranjas, como si tuviese opción de ir en otras (que de tenerla cambiaría de chaqueta).
El contexto de las primarias exprés -en tres días tendrían que recorrerse la segunda comunidad autónoma más grande y más poblada- le ha permitido a Juan Marín hacer el ridículo igual de rápido.
Pero de todo ello, lo que cabe inquirirse es por qué el PP se empeña en seguir adelante con la legislatura políticamente agotada, sin presupuesto y con un socio agonizante. Es como empeñase en no separarse de un siamés fenecido.
La política es como las reacciones químicas inestables, basta un elemento o una acción inesperada para que todo cambie y el resultado sea indeseado. Y algo así puede pasar por esperar demasiado a la oportunidad de convocar a las urnas.
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