¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Sánchez el saprófago

Lo único que pretende Sánchez es mantenerse en el poder. Caiga quien caiga. Incluso los muertos Cofradías y memoria ‘democrática’ Mi imperio por un Durruti

Sánchez, durante su visita al Valle de los Caídos

Sánchez, durante su visita al Valle de los Caídos

POR si a alguien le quedaba alguna duda, el presidente Sánchez dejó claro este jueves qué son para él las víctimas de la Guerra Civil: meros peones con los que jugar una partida cuyo único objetivo es mantenerlo en el poder. Aunque muchos no saben aún para qué y (lo que es más grave) para quién. Tiene su lógica. A una persona que no le importa la Constitución, la memoria de las víctimas de ETA, la dignidad de un Estado humillado por unos delincuentes, la tradicional responsabilidad que España tiene aún con el pueblo Saharaui... ¿por qué iba a tener reparos en usar una cuestión tan delicada como los muertos de la Guerra de España (víctimas, verdugos o las dos cosas a la vez) para seguir en la Moncloa?

Nada más llegar de su visita a los países árabes, Pedro Sánchez se fue al Valle de los Caídos para hacerse un vídeo que difundir en los telediarios del mediodía. Apenas le dio tiempo de dejar el macuto en palacio. Y lo hizo a la manera de los sátrapas: sin prensa que pueda hacer preguntas incómodas ni cámaras que no fuesen las domesticadas por sus servicios de propaganda. ¿Qué fue a hacer allí el presidente además de a interrumpir el trabajo de los forenses dedicados a los trabajos de exhumación? Y, sobre todo, ¿qué urgencia había? Es evidente que el Gobierno vuelve a usar la herida viva de la Guerra Civil para tapar de nuevo sus muchos problemas (los indicios de corrupción en el entorno del presidente, el desmadre de la cuestión catalana, el crecimiento de Bildu y otros independentismos, la pornográfica manipulación de TVE...). Lo hace con una ofensiva que pretende denunciar ante el Constitucional, la ONU y Europa las leyes de concordia con las que los Gobiernos de PP y Vox quieren amortiguar el veneno de la mal llamada “memoria democrática”. ¿Es esa la España federal que tanto cacarea Sánchez? ¿Es ese el respeto por el autogobierno de los territorios?

El asunto ha sido tan grave que incluso las familias de los enterrados en el Valle se han quejado por permitirse a Sánchez una visita que a ellos se les ha negado en numerosas ocasiones. Al igual que esos insectos que sirven para el reciclaje ecológico de los muertos, los llamados saprófagos, Sánchez se alimenta demasiado de un conflicto fratricida que sucedió hace 80 años. Le da igual fomentar el guerracivilismo entre los españoles o manipular la historia. Lo único que pretende es mantenerse en el sillón. Caiga quien caiga. Incluso los muertos.

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