Siempre nos quedará Shakespeare

Shakespeare es grande y lo será más con el tiempo porque su obra es distinta cada día

Los británicos pueden haber tomado decisiones sobre su relación con la Unión Europea. Incluso puede que a algunos de ellos no les gustemos, pero no pueden evitar que seamos muchos los que amamos a Shakespeare. Excitamos nuestros sentidos en aquel universo estético y lúdico que fue el Swinging London, que arrancó con los trabajos del grupo de creativos The Fool y el manifiesto POP y se expandió rápidamente con los diseños de moda de Mary Quant y la música de The Beatles.

Películas como Blow Up, de Michelangelo Antonioni, han dejado testimonio de aquel momento, junto con la estética de la serie de televisión Los vengadores. Para veinteañeros españoles, Emma Peel era tan sofisticada e inaccesible como aquel mundo de Carnaby Street y Kings Road, donde se paseaban Vanesa Redgrave, Twiggy y Jane Shrimpton. Las canciones de The Cream, The Hollies, The Kinks y The Who son parte de la banda sonora de nuestra vida desde entonces. Bus stop, wet day/She's there, I say/ Please share my umbrela/ Bus stop, bus goes/She stays, love grows/Under my umbrela.

Además, en Londres estaba el teatro y Shakespeare. Una inquietud que se ha ido convirtiendo en certeza: Shakespeare es uno de los grandes y con el paso del tiempo es más grande todavía. No pienso en el hombre, ni siquiera en el artista de su tiempo, actor, dramaturgo y poeta. Shakespeare es grande y lo será más con el tiempo porque su obra es distinta cada día, distinta con cada lector, con cada actor, con cada director y sobre todo con cada espectador. Nosotros somos diferentes cuando la obra de Shakespeare se cruza en nuestra vida. Dicen que si era uno u otro o varios. ¿Qué más da quien fuera? Sus obras seguirán siendo lo que son y el rey Lear seguirá gritando y gimiendo del mismo modo y Hamlet meditando y dudando con la misma angustia. En tan solo diecinueve años realizó una obra con la que consiguió el reconocimiento popular de su época y desde entonces proyecta una luz intensa sobre el futuro. Y consiguió la fortuna, porque representaba a teatro lleno. ¿Se imaginan ustedes la cartelera teatral londinense de la temporada 1594-1595, con los estrenos de El sueño de una noche de verano y Romeo y Julieta? ¿Y la temporada 1604-1605, con los estrenos de Otelo, El rey Lear y Macbeth?

Shakespeare fue un artista de su tiempo, un hombre del Renacimiento. De esa época que desarrolló el comercio, la navegación, la filosofía, las luchas religiosas, las ciencias naturales, la poesía, las artes plásticas y el esplendor arquitectónico. También conviene recordar que, en su época, junto a gran entusiasmo levantó numerosas envidias. Por algunos eruditos de su tiempo fue considerado un autor popular, con la condescendencia semejante que se tendría hoy por un fecundo autor de novelas de aventuras. Y fue poco comprendido por los académicos de su época, hasta que se convirtió en nuestro contemporáneo. Y con él, Londres acompañará siempre a mi amor y mi amor siempre me acompañará en Londres.

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