Decíamos tiempo ha que transitar por las calles de la ciudad en este tiempo de obras tiene mucho de dificultosa gymkhana para iniciados y de complicado laberinto para el profano. Con tanta calle desventrada se hace difícil el paseo, pero es que al estado de obras hay que sumarle una complicación más que hace especialmente arduo el transitar del no iniciado. Y me refiero a la cantidad de calles anónimas que nutren el callejero de la ciudad. Y es un defecto ya antiguo que no sólo no se corrige, sino que va adquiriendo dimensiones descomunales así que va discurriendo el tiempo. Cada vez que se derriba o rehabilita una casa que hace esquina y que luce en su fachada el nombre de la calle, ese rótulo no se repone. Sería curioso inventariar las calles innominadas que existen en la ciudad para aquel martirio de guiris que se agarraban a un plano que no les desvela nada.