TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Sufridores de las fantasías paternas

Supercoco

Supercoco / M. G. (Sevilla)

Es la hora de sufrir las fantasías paternas más que nunca. No tenemos bastante con las olas de calor que además tenemos que soportar en silencio (como las hemorroides) la perpetua brasa de quienes nos informan con todo lujo de detalles de cosas absurdas al día de hoy como una simple graduación o un doctorado de su retoño. Perdónenme, pero eso dejó de ser noticia hace tiempo. Hay ya más graduados (antes licenciados) que varas en la antepresidencia de un paso de cofradía de barrio. Y hace décadas que dejó de celebrarse un doctorado como en los buenos tiempos: con una corrida de toros en la plaza de Salamanca. Algunos tuits paternos provocan sonrojo.

El cum laude es un magnífico bar de copas en la ciudad charra. Todo se ha devaluado. La excelencia no está hoy en esos títulos, por desgracia. Pero hay algunos papás que hacen el ridículo sobrevalorando en público unos datos que toman por tonto al lector o interlocutor, según los casos. Te venden que el niño está en Irlanda perfeccionando el inglés y luego el mismo niño se harta de redactar con faltas de ortografía en la red social de turno. ¡Dios, qué de patadas le propina a la lengua de Cervantes con la de dinero que se gastan sus progenitores! Los jóvenes no tienen culpa de nada de cuanto contamos, mucho ojo. Son las fantasías paternas.

Tenga cuidado ahí fuera, que se decía en la célebre serie policiaca. Si acepta un almuerzo o una cena en estas calendas le tocará soportar el análisis de la evolución académica de los vástagos de su compañero de mesa. Atrás han quedado los reportajes fotográficos y vídeos de los viajes nupciales. La cultura de la inmediatez y de la retransmisión de los periplos han mandado al traste esas cenitas (horrible diminutivo donde los haya) donde usted –acorralado en una plaza esquinera del tresillo– debía tragar con ese vídeo rodado en la Plaza Mayor de Salamanca, las cataratas del Niágara o los fiordos noruegos. ¡Qué suplicio! Ahora te lo mandan todo en directo por teléfono. Al menos no nos martirizan con los juegos del zoom de la cámara, que el tonto de turno acercaba y alejaba continuamente como en Barrio Sésamo. “Lejos, cerca. Cerca, lejos”. Ahora la barrila es sobre los hijos. ¡Y sin que usted pregunte! ¿Por qué nos condenan con la fotografía de las calificaciones escolares? Pero la cosa es más grave.

Se fija usted en señores magistrados, fiscales y notarios y resulta que cometen frivolidades semejantes. Ahora dice la Policía Nacional que no informemos de nuestros destinos vacacionales para que no demos pistas a los cacos. Oiga, ministro Marlaska, protéjanos de las fantasías paternas. Que alguien suba una foto del niño dándole de comer a las palomas... Echamos de menos el vídeo de la boda. Cerca, lejos... ¡Supercoco!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios