Veranear en Sevilla

Veo la lista de actividades culturales preparadas y hasta te entra estrés. ¿Habrá público para todo?

Estamos volviendo a los usos y costumbres de la posguerra española, si bien con un toque más moderno, y sin cartillas de racionamiento, aunque con ingreso mínimo vital y más usuarios en los comedores sociales. Es el escudo social, que dice Pablo Iglesias, reconvertido en el nuevo Capitán Trueno. Este verano no tiene nada que ver con los anteriores, de modo que se pretende recuperar una costumbre perdida: veranear en Sevilla. En los últimos años, el sevillano estorbaba en Sevilla durante el verano, ya que acudían personas raras de otros países, acostumbradas al calor, como los asiáticos (principalmente de China, Japón y Corea del Sur), que no se quejaban por los 40 grados y ya venían entrenados. Y se sumaban ingleses y otros extranjeros de la Costa del Sol. Y los cruceros. ¿Os acordáis de los cruceros? Estarán en la oficina de objetos perdidos, con los búcaros, si es que no se ha perdido la oficina telemática.

Así las cosas, en estos momentos hay tres campañas turísticas para que el sevillano y la sevillana puedan veranear como si no hubiera riesgos de rebrotes del Covid-19. Primera campaña: la del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para que la gente veranee en España, ese país tan plural. Segunda campaña: la de la Junta de Juanma Moreno y Juan Marín para que la gente veranee en Andalucía, donde hay todo de lo preciso para un verano, desde un calor sofocante hasta unas playas preciosas y sin bullas. Tercera campaña: la del Ayuntamiento de Juan Espadas, para que la gente veranee en Sevilla, donde no hay playas, pero sí piscinas municipales con sus medidas aforadas, y una ciudad donde han tirado la Casa Grande por la ventana para organizar actividades al aire libre.

Desde que el sevillano y la sevillana se iban a veranear en verano no se recuerda una cosa igual. Veo la lista de actividades culturales preparadas y es que hasta te entra estrés. ¿Habrá público para todo? Fijarse que ya sólo quedan sevillanos, y en los distritos sus vecinos más apegados al terruño. Habrá espectáculos, como si nada. Y todo al aire libre. Menos los cultos de la Virgen de los Reyes, que los hacen al revés: en vez de salir una procesión al aire libre, como todo lo demás, los cultos se hacen dentro de la Catedral, sin exteriores.

¿Y qué me dicen de los cines de verano? Desde los años del Ideal y demás no había tantos. La mayoría son de patrocinio institucional, tras el éxito de la Diputación. Tal como está el patio, ya sólo faltaría que reestrenen Lo que el viento se llevó, con permiso de la censura, como en 1950. El coronavirus era eso: el progreso hacia atrás, como en los tiempos del cangrejo.

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