Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Vox y las fuerzas de choque

Durante un tiempo bautismal a los parlamentarios voxeros les molestaba que se les tildase de extrema derecha Puigdemont, como el 26 de octubre de 2017

Nueva jornada de protestas contra la amnistía en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid

Nueva jornada de protestas contra la amnistía en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid / EFE

LA estrategia es tan antigua como el siglo XX, aunque se ha recuperado con otro vigor durante esta década con los asaltos al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 y al Congreso de Brasil el 8 de enero de 2023, ambos ocurridos durante un ínterin de mandato y unas elecciones reñidas. Es el mismo intermedio que vive España con el agitador de Vox como partido institucional que prepara y ampara el escenario donde otras fuerzas de choque ejecutan los disturbios e intenta, afortunadamente sin éxito, llegar hasta el Congreso. Unos mueven el árbol y otras recogen las nueces.

Desde el lunes por la tarde ya se conocía que las protestas ciudadanas ante la sede socialista de Ferraz llevaban dentro elementos violentos, y aun así Santiago Abascal, celoso por lo que había hecho su anterior patrona, Esperanza Aguirre, se acercó a la famosa calle para animar la protesta. El pasado martes se sabía que Desokupa y otras fuerzas violentas de extrema derecha, como Democracia Nacional, estaban organizando disturbios bajo el paraguas de los actos que había convocado Revuelta, una organización juvenil “patriótica” que es prima hermana de Vox. No es lo mismo, pero casi son los mismos.

Pues, incluso, así, la portavoz de Vox en el Congreso, la cordobesa Pepa Millán, más dos diputados y algún eurodiputado transido de la misma organización fueron a Ferraz. Todo visto cientos de veces: retirados los mayores, llega el turno de las fuerzas de choque, cuyo primer objetivo es el enfrentamiento ante la Policía. La protesta derivó en una orgía ultra, donde se profirieron insultos al Rey y a la Constitución mientras se coreaba el himno de la División Azul y se reconocía a gritos la condición de nazis de algunos.

Durante un tiempo bautismal a los parlamentarios de Vox les molestaba que se les tildase de extrema derecha, pero estos hechos vienen a indicar que este partido ha puesto la alfombra a todos los grupos ultras que durante años se han caracterizado por su división y escaso volumen, y además les ha arrimado una importante base social.

Y, en efecto, han venido actuando como los mismos CDR que campaban por las ciudades y autovías catalanas en 2019, sólo que en ese caso no iban amparados por un partido radical como Vox, sino por el propio Gobierno de la Generalitat. ¿Y eso justifica lo de Ferraz? En absoluto, eso sería insuflar la espiral de violencia.

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