¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

De las 'autonosuyas' a las 'autononuestras'

El problema del autonomismo español es que ha estado sobrado de oportunistas

La conversación se produjo a principios de los 80. Un político andaluz socialista con ambiciones intentaba convencer a un compañero de partido de la necesidad de la autonomía andaluza. El argumento principal era imbatible: "En Madrid, desengáñate, no somos nadie. Pero aquí en Sevilla sí podemos mandar". Y tanto que mandaron. Casi cuarenta años. En la construcción de la democracia española, como en cualquier otro proceso histórico, intervienen muchos factores, y los intereses personales de los principales progatonistas no son los menos importantes. Lo vemos ahora en el PP. ¿Hasta qué punto la deriva cuasi federal de este partido no corresponde a las ambiciones de los barones de la derecha española? La conversión al andalucismo de Juanma Moreno tiene más que ver con su conveniencia que con sus convicciones. Sencillamente, el PP-A y su presidente han llegado a la conclusión de que sus respectivos futuros políticos están estrechamente vinculados al de la construcción de una Andalucía virreinal. En esta cuestión, el PSOE les lleva décadas de ventaja, como se reflejaba satíricamente en Las autonosuyas, aquel bestseller de Fernando Vizcaíno Casas (abogado de folclóricas y escritor del búnker) que llevó al cine Rafael Gil. Algunas de sus hilarantes escenas aún las podemos encontrar en youtube (si es que no las han cancelado ya). Humor ultra de altura.

El problema del autonomismo español es que ha estado sobrado de oportunistas y cálculos personales. Sólo así se comprende que un sistema que ha fracasado en su principal intención -la solución de los contenciosos vasco y catalán- siga gozando de un amplio prestigio. Las autonomías salen caras y no han cerrado el debate territorial (incluso genera algunos nuevos, como el de León), pero han tenido algunos aciertos y, sobre todo, benefician a muchísima gente. Se ha creado una tupida red de intereses personales, laborales y políticos que no hay Penélope que desteja. Es por eso que la derecha ha pasado de las autonosuyas a las autononuestras. ¿Por qué Ciudadanos, en cuyo ADN se rastreaba un cierto jacobinismo, permite los delirios andalucistas del ínclito Juan Marín? ¿Por qué Vox, formación que ha llegado a pedir la disolución de las autonomías, ya está gobernando en una de ellas y empieza a replantearse, aunque con la boca chica, sus posturas iniciales? ¿Y por qué el PP tremola la verdiblanca con ardor federal? Quizás porque Madrid es muy poca tarta para repartir.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios