La Aldaba Andaluza

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Se buscan caseteros y penitentes

Sólo nos faltaba sufrir una carencia de encargados de bares de las ferias y de penitentes y acólitos en Semana Santa

Preparativos de la Feria de Abril

Preparativos de la Feria de Abril / José Ángel García (Sevilla)

Siempre podemos ir a peor por mucho que seamos moderadamente optimistas en la Andalucía que espera los fondos Next Generation, términos que pronuncia la mar de bien Juan Marín, ese hombre. Resulta que esta semana nos desayunamos con la alerta de una Feria de Sevilla que necesita nada menos que doscientos caseteros para su organización con normalidad. Y una cofradía de Vélez-Málaga hace un llamamiento urgente porque requiere 52 horquilleros para el trono del Cristo del Amor, 44 para el palio de la Virgen de la Caridad y 22 penitentes para acompañar el cortejo del misterio del Descendimiento.

Cáspita, Andalucía no tiene suficientes encargados de bares ni gente que lleve tronos, pasos y se revista de nazareno. ¿Empezamos a fallar en materia de religiosidad popular y en el sector servicios? Moreno, tenemos un problema. Algo no cuadra, hay gato encerrado (miau). La aparición del Seiscientos acabó con las corridas de toros de los 15 de agosto en muchas plazas porque las familias comenzaron a viajar a las playas los domingos y festivos. La pandemia provocó que el personal de las tabernas se buscara otras actividades para llevar el sueldo al hogar. Recuerden esos bares cerrados o abiertos solamente hasta media tarde. El que pudo voló a otro sector ante un futuro incierto. En cuestiones de procesiones parece que se aprecia una retorno a aquellos años no tan lejanos en que se pagaba a los costaleros y cargadores, gente sufrida en los muelles y otras áreas de servicios; a los portadores de las insignias más pesadas y a los acólitos, entonces muchos de ellos poco aseados como se aprecia en las imágenes de archivo, procedentes de labores duras y que se ganaban unas pesetas el día de salida de la cofradía.

El tiempo nos sorprende con cierta frecuencia con involuciones, con el retorno a prácticas y usos que creíamos superados. La burbuja hostelera estalló como lo hizo previamente la de la construcción y dejó especialmente en jaque a una región como Andalucía. Da temor imaginar el futuro de la burbuja hotelera, basada en una hiperdependencia del turismo que nos permite eso que se nos da tan bien: ir tirando. Sobre las manifestaciones de religiosidad popular recibimos datos contradictorios: la inquietud por una lado a que se dispare el número de nazarenos tras dos años de vacío y los llamamientos de varias hermandades de distintas provincias andaluzas para cubrir puestos para los que antes sobraba demanda. Seamos optimistas. A lo mejor es todo por la llegada de la cuarta modernización de Andalucía. Se ha salvado Abengoa y se multiplican los aceleradores de partículas. Debe ser que ha venido y nadie sabe como ha sido. Como la primavera.

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