La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Las excusas para sortear a los pesados de septiembre
Esta noche debería ser el momento idóneo para ponernos a compás con nuestros vecinos de meridiano. Podríamos quedarnos con la hora que tenemos y, de paso, no habría tantos casos de impuntualidad como seguro que se darán mañana. Además, se cumpliría con la defenestración de símbolos franquistas, pues sabido es que ir con la hora de Berlín y no con la de Londres fue una decisión de Franco para complacer a Hitler. Nuestra hora natural es la que marca Greenwich y no la que dictaba Berlín, pero ochenta años después ahí seguimos, con la hora cambiada. Esta madrugada se le dará al reloj una hora más bajo una excusa que no entiende todo el mundo, la del ahorro energético. Y como esto del ahorro es batalla perdida, podría haberse invocado a la memoria histórica y abolir el adelanto horario por franquista, como tanto como se abolió con menos motivo.
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