Azul Klein

Charo Ramos

chramos@grupojoly.com

Más cultura, por favor

Hay que aplaudir el esfuerzo del Singular Fest y los cines de Sevilla por su valentía en estos momentos difíciles

Le debo tanto al cine, he pasado en él tantos momentos felices, que siento que debo devolverle ahora algo de lo mucho que me ha dado". Así me explica una amiga su cita semanal con la sesión en versión original de la ciudad costera donde vive. Desde que acabó el confinamiento no ha fallado un solo miércoles. La semana pasada logró convencer al hijo adolescente de su vecina para que la acompañara a ver Dersu Uzala en pantalla grande. Se pasó varios días motivándolo. Una de las razones que aducía era que, para ella sola, le daba pena que pusieran el aire acondicionado de la sala pero en plena ola de calor tampoco se atrevía a ver la película a la temperatura ambiente. Al final al chico le gustó mucho la cinta ecologista de Kurosawa, producida en la antigua Unión Soviética y que también se puede ver en Sevilla a falta de estrenos de temporada. Siguiendo su consejo, superé mis temores y volví al cine. Y mi felicidad fue inconmensurable: la sala limpia, despejada, apenas seis personas, todas con mascarilla, y un fresquito que se agradecía frente a los 40 grados de la tarde sevillana. Poder ver en pantalla grande Under the skin y escuchar sin filtros la música de Mica Levi me pareció prodigioso, como asistir a un estreno de ópera en Glyndebourne.

Frente a esas salas casi vacías pero que han reabierto, frente a tantos intérpretes que se han vuelto a subir a los escenarios arriesgando sus ingresos, resulta del todo injusto que se favorezca la actividad en bares y discotecas mirando hacia otro lado y sean tantas las restricciones y peajes que asfixian al sector privado de la cultura, a las pequeñas y medianas empresas, guardianas de distancias, geles hidroalcohólicos y vigilancias a su cargo. Pensemos por ejemplo en la cantidad de intérpretes andaluces que se van a quedar colgados por la cancelación de la actividad cultural en Barcelona…

Un ejemplo de buena praxis lo ofrece estos días el Singular Fest. Pese a las espantosas temperaturas del pasado fin de semana, el público se rindió sin quitarse la mascarilla a la actuación sobrecogedora de Juan Echanove comandando la función de La fiesta del Chivo. Había algo especial en el ambiente, subrayado por la belleza de la Plaza de España: una idea de compromiso con la cultura, un deseo de seguir adelante. Días atrás, otro actor, Emilio Gutiérrez Caba, criticó que el Ministerio de Cultura y Deporte permita morir al sector privado de las artes en vivo pues con las actuales restricciones de aforo sólo podrán abrir los teatros públicos. Hay que apoyar, comprando entradas, asistiendo, aplaudiendo, a esa cultura que subsiste antes de que nos confinen de nuevo, y proteger a los empresarios que han mantenido vivo el ecosistema cultural todos estos años. El Singular Fest y los cines de Sevilla se merecen nuestro aliento. Ojalá la fortuna ayude a los valientes.

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