Todo por decidir

El mayor problema del PSOE es que no cree en sí mismo, con un Juan Espadas que sigue en el marco mental de la Alcaldía

Deshojada la margarita electoral -le han sobrado demasiados pétalos al presidente Juanma Moreno-, ya no hay marcha atrás y los andaluces que votan decidirán quién nos gobierna a partir del próximo verano. Y aunque todos los sondeos coincidan en que el PP será el partido más votado -algo ya de por sí extraordinario porque viene del tercer peor resultado histórico, sólo superado por los 17 escaños de Antonio Hernández-Mancha con AP en 1982 y los mismos 26 con menos votos de Gabino Puche, ya con el PP, en 1990-, lo cierto es que el 19 de junio todo está por decidir. Lo principal: si gobernará un bloque de derecha o lo hará uno de izquierda. Aunque lo probable es lo primero, nada puede descartarse. No se puede desdeñar la potencia electoral del PSOE andaluz, que conserva un vigoroso poder institucional en el ámbito local.

Está por medir qué apoyo tiene el socialismo postsusanista. Y me atrevo a decir que su mayor problema es que no creen en sus propias posibilidades. Viven en una atmósfera depresiva que no digo que no esté justificada. Porque su candidato -cuántas veces lo dijimos- desperdició meses clave sin dedicarse en exclusiva a la tarea autonómica. Pero es que ni después de salir del Ayuntamiento, Juan Espadas ha abandonado el marco mental de la Alcaldía de Sevilla. Sólo hay que ver su agenda o leer la estupenda crónica de mi compañero Manuel Ruesga El juego de la silla, sobre las celebraciones del triunfo del Real Betis Balompié en la Copa del Rey. Pero las campañas de hoy deciden. Y el PSOE debe demostrar si aún es el partido de los andaluces o ya no.

Le perjudica la fragmentación a su izquierda, que seguirá teniendo el peso que tenga el PCE vestido de IU, porque la fuerza real de Podemos es escasa en Andalucía. Y Adelante ya es un reducto en Cádiz.

Y le convendría alejarse del principal eje de esta campaña: el papel que jugará Vox. Aunque tenga tentaciones de hacerlo tras la confirmación ayer de Macarena Olona como candidata. Ni a PSOE ni a PP les conviene la polarización, que moviliza electorado extremista y no moderado. Ése fue el gran error de Díaz en 2018, permitiendo la carambola que la expulsó de San Telmo.

Para Juanma Moreno, si quiere hacerse un Ayuso y no un Mañueco, lo fundamental es que haga una buena campaña; no cometer errores, no caer en las provocaciones sobre la compañía de la ultraderecha que pretende evitar, vengan de donde vengan.

La baza sigue siendo la misma de toda la legislatura: ocupar la centralidad política con moderación, lo que le ha permitido engullir a su socio, un Cs en trance de desaparición, e incluso atraer votantes de centro-izquierda. Es el mejor situado, pero nada está hecho. Todo está por decidir.

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