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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Un ejemplo de buen gusto y creatividad

Es posible aunar con tacto y sensibilidad el empleo de imágenes sagradas del XVII con la creatividad de hoy

Los mejores anuncios de ámbito local que se han hecho en los últimos años se corresponden con las empresas municipales. Los creativos de Lipasam y Tussam se han lucido a la hora de incentivarnos a ser menos cochinos en las fiestas mayores o a usar más el transporte público. Y lo han hecho de manera original tanto en soportes impresos como en la televisión. Recuerdo aquellas papeleras colocadas como filas de nazarenos, o el autobús urbano que se movía levemente como un paso. Sin crear polémicas fáciles, sin incurrir en un uso indebido de elementos sagrados. La empresa municipal de limpieza ha vuelto a destacar ahora con una preciosa campaña que insta a los sevillanos a cuidar la ciudad después de que nuestros barrenderos lo hayan hecho durante los casi cien días de encierro. Se aprecia a uno de esos barrenderos en plena faena en una Plaza Nueva vacía de público, como ha estado tantas noches mientras los sevillanos aguantábamos en casa. Esta semana hemos asistido a la reapertura de monumentos como la Torre del Oro, el Real Alcázar, la Catedral (aunque en modalidades de visitas más restringidas) y el Museo de Bellas Artes. La Pinacoteca convoca al público con un fotomontaje de indiscutible hermosura y originalidad. Las santas Justa y Rufina, colocadas de forma inversa, aparecen en la entrada de una de las galerías en actitud de abrir la puerta. La azulejería hace las veces de marco de una estampa innovadora. Es muy difícil usar imágenes de santos en cualquier reclamo publicitario sin incurrir en la provocación o la polémica. Esta lámina demuestra que es posible, que el buen gusto no está reñido con la originalidad, ni siquiera cuando se emplean figuras sagradas, en este caso las mártires trianeras. Se trata de tener tacto, sensibilidad, ideas que destacan por sí y no porque hieran, ofendan o llamen al escándalo. Seguro que Murillo no se enojaría al contemplar a las protagonistas de su cuadro invitando a los sevillanos a regresar a su museo de referencia. A ver si así se consigue que los sevillanos conozcan el Bellas Artes. Porque hay cada uno que te da la paliza con la crónica de su visita consumista al Gungenheim de Bilbao o al Moma de Nueva York... Lo cual está estupendamente, pero les preguntas y no tienen ni pajolera idea de que en Sevilla hay una pinacoteca con obras de Murillo, Zurbarán, Valdés Leal, Grosso, Pacheco, Roelas, Bacarisas... Y todo gratis total para el vecino, con derecho incluido a disfrutar de patios preciosos. Aceptemos la invitación de las mártires trianeras, entremos en el museo donde siempre descubrimos nuevos detalles. Hasta su publicidad actual nos sorprende gratamente.

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