De todo un poco

enrique / garcía-máiquez

l os elfos beben sherry

ESTA noche se presenta en el Puerto de Santa María, en las Bodegas de Osborne, un libro de interés general e indudable actualidad: La conexión española de J. R. R. Tolkien, de José Manuel Ferrández Bru. Se centra en la figura de Father Francis Morgan Osborne, galés-andaluz, de la familia bodeguera, sacerdote en el Oratorio de Birmingham, compañero de H. J. Newman, nada menos. Morgan ejerció una influencia capital sobre el autor de El señor de los anillos, del que, cuando éste quedó huérfano a los doce años, fue tutor. "Su segundo padre" lo llamaba Tolkien. La indudable actualidad radica en que en estos momentos delicados de nuestras relaciones con Inglaterra viene bien recordar que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

El interés es humano y literario. La historia tiene tintes dickensianos. La conversión al catolicismo de la madre de Tolkien, que había quedado viuda y que moriría, agotada, poco después, dejó a la familia en una situación económica rayana en el desamparo. Los parientes se negaban a ayudar a unos católicos, y exigían la desconversión previa. En esos momentos aparece el Padre Morgan, a la sazón párroco del Oratorio; y gracias a su patrimonio personal, fundado en los negocios vinateros de la familia, pudo ayudar también materialmente a los Tolkien. Ferrández Bru argumenta que el apoyo fue esencial para que el futuro escritor se mantuviese católico y para que accediese a la más exquisita educación oxoniense. Sin su fe y sin su erudición, El señor de los anillos no hubiese sido la gran obra épica del XX. Los innumerables lectores de Tolkien tenemos una deuda con el vino de Jerez.

Pero Ferrández Bru no se conforma con explicar con amenidad de novelista las circunstancias personales de los implicados. Añade unas enjundiosas reflexiones literarias. Siendo el padre Francis Morgan aficionado a los libros, bisnieto de don Nicolás Böhl de Faber y de doña Frasquita Larrea, y sobrino de Fernán Caballero, y tratando al joven Tolkien con intimidad durante muchos años, la influencia sería intensa también en las ideas. La cosmovisión del entorno de los Böhl de Faber (el romanticismo conservador, con su amor al pueblo y a las tradiciones y sus prevenciones frente a la industrialización salvaje) bien puede ser una herencia andaluza que germinó con fuerza en los libros del escritor inglés. Su amor a España y al español se mantuvo vivísimo siempre.

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