La Expo del 92 como medida

Es revelador que siempre intentamos recuperar el espíritu de nuestros mejores días

El quite del abanico y la sonrisa del régimen en la Plaza Nueva

Cuando en Sevilla echamos de menos lo inimaginable

Un helicóptero de la Policía Nacional sobrevuela la ciudad en los días previos a la cumbre de la ONU.
Un helicóptero de la Policía Nacional sobrevuela la ciudad en los días previos a la cumbre de la ONU. / M. G.

30 de junio 2025 - 04:00

Durante siglos la referencia de las cosas grandes, monumentales, gigantes y desmesuradas fue la Catedral de Sevilla por el encargo realizado por los canónigos para que el maestro de fábrica levantara un templo que los promotores fueran tomados por "locos". Ahora que se habla de la Sevilla de los excesos, convendría mirar por el retrovisor de la historia. Algún precedente hay. Y no pequeño... La vara de medir la grandeza de un acontecimiento es la Exposición Universal de 1992. Desde su celebración se emplea como referencia la Muestra de la Cartuja. La visita del papa Juan Pablo II en 1993, la boda de la infanta Elena en 1995, la Cumbre Europea de Sevilla de 2002, celebrada, por cierto, en Fibes en un caluroso junio... Todos a contar jefes de Estado, presidentes del Gobierno y altos representantes para hacer la consabida comparación con aquellos maravillosos años. O a poner el medidor del entusiasmo popular por si el acontecimiento es comparable con la manera en que Sevilla vivió su segunda gran exposición del siglo XX. Y si no es comparable la grandeza, al menos siempre nos queda el impacto, el concepto que sirve para todo. La gala de los Goya, la entrega de los Premios Grammy Latinos, la apuesta de Dior por Sevilla... Todo con un impacto similar, parecido, no conocido desde entonces o que revierte en la marca Sevilla como lo hizo... ¡La Expo 92!

¿Y qué me dicen de la Singularity, el camelo presentado en 2014 en el Teatro de la Maestranza de Sevilla donde nos vendieron un foro para avanzar las novedades tecnológicas disruptivas? ¡Sevilla, capital mundial de los tecnólogos! Jajajá. Fue anunciado como un hito comparable a la Expo 92. Pasó el tiempo y quedó como un fiasco. Los tipos desaparecieron y nunca más se supo de ellos. Dejaron plantados a grandes multinacionales y a cientos de particulares en toda España. Habría que llamar a Paco Lobatón para encontrar a aquellos vendedores de humo procedentes del cacareado Silicon Valley. Un timo más al calor de la novelería sevillana. No hay cosa más peligrosa que un sevillano con complejo de rancio que compra por la vía exprés todo lo que parece moderno sin pararse a analizar un par de minutos. La pandemia vino bien para hacer tabla rasa y que se olvidaran algunos pufos. Ahora tenemos una cumbre de la ONU que, naturalmente, es el acontecimiento más importante desde la Expo 92. No vendrá ningún representante de los Estados Unidos, ni la mayoría de los principales mandatarios de la Unión Europea, que prefieren enviar delegaciones. Pero no importa: tenemos atascos de tráfico, agentes de seguridad de diversos cuerpos y hoteles minimalistas blindados como para decir que estamos reviviendo los días de la Expo. No nos bajemos del burro, que es lo que importa. Y los tontos del impacto han cifrado en 20 millones de euros el resultado positivo del "evento" para la economía. Amén. Estamos todos, que empiece la fiesta.

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