Por San Andrés, el mosto vino es y como para San Andrés faltan tres semanas y media, pues que no falte el mosto. Y en estos días otoñales, hasta la temperatura colabora en la ingestión de ese zumo de la uva que tan bien se cultiva y consume por el Aljarafe. Y como el Aljarafe está colmado de antiguas bodegas que hoy combinan el despacho de mosto con el acompañamiento de delicadezas tan poco delicadas y sabrosas como los potajes, el menudo y demás, pues ahí tenemos dichos lugares llenos hasta no poder más de gente introducida en la cosa. Estos mediodías de domingo raro es encontrar una vieja bodega aljarafeña sin el cartelito de no hay billetes en la puerta. Afortunadamente, todavía no llegan hasta allí las maletas rodantes de un turismo que aún no ha reparado en que no hay muchos asuntos mejores que ese de subir al Aljarafe en busca del dorado líquido.
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