Fiestas sin fiesta

18 de julio 2025 - 03:06

Hay lecturas que nos hacer decir “¡Ajá!” no solo por los hallazgos que contienen y lo que nos confrontan, sino porque confirman nuestras sospechas. Que alguien ponga palabras a lo que una no ha sido capaz, o no del todo, de llevarse de la intuición a la boca, es de agradecer. El “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”, que escribió Cernuda en su poema 1936 (cuya fecha aciaga del 18 de julio hoy tampoco olvidamos) es agua de mayo que dan de beber los y las mejores ensayistas y poetas. Pienso en ello al releer a Guy Debord –que tuvo en los 80 casa abierta en Sevilla– citado por otro autor que ando leyendo. Dixit: “Esta época, que exhibe ante sí misma su tiempo como si fuera el retorno precipitado de una multitud de festividades, es también una época sin fiestas”. Santa palabra. Lo sabemos si vamos a un concierto y volvemos con la misma soledad con la que fuimos (y muchos vídeos donde grabamos lo que veíamos en otra pantalla). Lo sabemos cuando lo que nos cuentan de un festi es que genera chorrocientos millones de impacto (enhorabuena a los premiados). Y cuando la Sevilla de los eventos –que nada tienen de eventuales– se convierte en incordio más que en encuentro y solaz de las gentes. Son signos inequívocos de que la fiesta no es fiesta sino pitote, pura y dura mercancía. En una fiesta sin fiesta puedes pasarlo chachi, lo mismo que en un viaje sin viaje. Pero bien sabe el alma que no ha estado de fiesta o de viaje, sino de espectáculo y turisteo.

Las gentes del Mediodía saben de sobra de fiestas que merecen su nombre. Saben juntarse, sabemos estar de fiesta. Sabemos que lo que importa en una romería, concierto, impro, after, feria, rave, velá, relío o baile no es lo que se va a ganar, sino todo el tiempo, la energía y la compartura (diría Laura Casielles) que vamos a derrochar. Tenemos claro que, por más que la movida sea promovida por el Ayuntamiento (cantaban aquellos), la fiesta es fiesta porque es nuestra. Para que una fiesta lo sea no necesita tanto de la tradición –cuán presto salió ese lema de “Nuevas tradiciones. Lo de siempre, como nunca”– como de juntura, ritualidad (sea la que fuere) y permiso. Por eso, nostalgias aparte, recordamos con cariño Cita en Sevilla, o los cines de verano; o celebramos que alguien se arranque con la guitarra o la loop station. Ante la duda, pregunte al cuerpo, él sabe cuándo es fiesta. Rechace imitaciones.

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