Amanece un domingo espectacular para la Sevilla que tuerce con el rojo y blanco del Sevilla. Jornada preñada de expectativas, todas positivas, que se cierra con uno de esos carteles que cimentaron el éxito de la Liga, hoy LaLiga. Llega al coliseo de Dato el segundo rival que más inquina despierta en sus clientes y lo hace en un momento inusual, ya que a estas alturas de la vida resulta que quien parte de favorito es el Sevilla, ¿o no?

El fútbol es rabioso presente y ese presente dice tajantemente que el Sevilla está mejor que el Real Madrid, que es el oponente que anuncia su presencia en Nervión a eso de las nueve de la noche. Pero pasa también que el pasado más cercano es muy propicio al optimismo sevillista. Y es que en los últimos años, el Sánchez-Pizjuán se ha convertido en algo parecido a lo que significaba Nervión en estos partidos de vísperas insomnes para Di Stéfano, Gento y la compaña.

El Madrid llega muy herido y la cabeza de Zidane corre el mismo peligro del que corrió la de Lopetegui no hace todavía un año. ¿Será un acicate más a favor del Sevilla el más que posible deseo de vendetta del vasco? Pero, bueno, tanto da, ya que la actualidad del equipo sevillista es más que suficiente para alimentar de optimismo sus turbinas e ir al asalto de la escorada nave madridista. Un asalto que parece propicio, pero sin olvidar que un león herido es aún más peligroso.

Son especulaciones ante la última cita del verano, pero están fundadas en el espectacular arranque liguero de este Sevilla nuevo que Monchi le entregó a Lopetegui para que fuese moldeado a su gusto. Y a fe que lo está moldeando acertadamente, ya que lo único que faltaba para comprobar la dimensión de la faena era conocer qué medida daría la segunda unidad. El jueves, en el fin del mundo, quedó demostrado que es fiable y lo dicho, favorito para hoy, el Sevilla.