DERBI En directo, el Betis-Sevilla

Calle Rioja

Francisco Correal

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La inagotable cantera de los Salesianos de Triana

Recuerdos. Se vuelven a ver los antiguos colegiales de un equipo infantil que el Betis fichó en bloque. Algunos llegaron al primer equipo: Quino, Demetrio, Cristo, Viqueira.

Los antiguos alumnos de los Salesianos de Triana, en la Plaza Nueva.

Los antiguos alumnos de los Salesianos de Triana, en la Plaza Nueva. / M. G.

LA pregunta era mucho más sencilla que la del 28-F. La enunció un sevillista, el rockero Silvio, en boca de un rey que conquistó Sevilla hace 775 años. Cuando el rey san Fernando llegó a Sevilla, él se preguntó: ¿dónde está mi Betis? El interrogante tenía la letra y la impronta de un bético, Pive Amador, mánager y batería del rockero. Pues allí, a los pies del monarca, estaba su Betis. Iban llegando como el comando de Lee Marvin en ‘Doce del Patíbulo’, como una cuadrilla de costaleros a los mandos de Santiago o Villanueva. Eran los antiguos alumnos de los Salesianos de Triana que jugaron en el Betis. Una cantera de ese colegio que fue tan fructífera como Lezama, la Masía o la Quinta del Buitre.

Habían quedado citados junto a la estatua de San Fernando, en la plaza Nueva. El primero en aparecer sería Antonio Viqueira (1947). Jugó una sola temporada en el Betis, la 71-72, pero debutó nada menos que en el Bernabeu. Se incorpora Paco Naranjo (1945). Jugó en los juveniles del Betis, entrenó en Utrera y en San Juan de Aznalfarache. Juan Viladons (1946) es uno de los aglutinadores de esta reunión de antiguos alumnos salesianos que empezaron a verse en 2004. “Éramos más de cuarenta, entre achaques y muertes esta vez hemos sido 18”.

Viladons nació en el barrio de León, calle Azucena, muy cerca de la casa donde creció Joaquín Sierra Quino, que jugó en el Betis, el Valencia y la selección española y es baja en la cita por un problema de cadera. Al rey San Fernando a caballo lo escolta una zaga poderosa, lo que las crónicas llamaban un valladar inexpugnable: el almirante Bonifaz, el obispo don Remondo, el soldado Garci Pérez y Alfonso X el Sabio, hijo del rey que reconquistó la ciudad. Ninguna defensa se le resistía a aquella delantera “que se hizo famosa”.

La recita de memoria uno de sus integrantes: Jaén, Gualberto, Moyano, Viladons y Gerardo. “Le metíamos cinco o seis goles a todos los equipos y el Betis nos fichó a todos para el equipo infantil”, dice Viladons. En los Salesianos los entrenaba un sacerdote y coadjutor, Pedro de Arriba, y en el Betis le tomó el relevo Santiago Tejera.

Gualberto García (1945) podría haber sido un delantero de los caros, pero triunfó con la música como virtuoso del sitar. Nació el mismo año que su amigo Silvio. Años difíciles. Ha terminado la Segunda Guerra Mundial, quedan los coletazos de la posguerra patria. Tiempos de la cartilla de racionamiento, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, la visita de Evita Perón, la cogida de Manolete en la plaza de Linares. Eduardo Marín (1945) cambió el fútbol por la publicidad. Viladons fue bancario, el oficio de Sabaté o Alabanda, del Betis que ganó la Copa del 77, hace 46 años, como los que lleva la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión cuyas casetas rodean al rey santo que parece haberlos convocado para responder a la pregunta de Silvio.

Caraballo (1948) llegó a jugar en el Mérida. De aquella savia salesiana unos cuantos jugaron en Primera: Quino, Viqueira, Cristo o Demetrio Oliver (1947), que llega a la cita. Jugó en el Betis durante cuatro temporadas (1966-1970). También pasó por Osasuna, Castellón y Algeciras. En 2009 fundó la Asociación de Exjugadores del Real betis Balompié. Pedrito era el nombre balompédico de Pedro Gómez (1945). Pasó por el Triana, Alavés, Extremadura de Almenadralejo y Cartagena. Durante veinte años ha trabajado en la industria editorial, por lo que le resulta muy familiar esta plaza llena de libros y libreros. No hay costaleros sin capataces y esta cuadrilla contaba con dos de los mejores. Paco Chaparro (1942), trianero de cuna, llegó al Betis con 12 años. Fue de su cantera, jugó en el primer equipo, lo ascendió a Primera como segundo de Luis del Sol y después lo entrenó en dos periodos diferentes. Empezó entrenando al Bollullos, ese equipo al que tantas veces se refería Luis Aragonés. Chaparro entrenó a los escalafones inferiores del Sevilla y eliminó al primer equipo, con Monchi en la portería, en la Copa del rey cuando entrenaba al Isla Cristina.

Paco Chaparro fue profesor de Educación Física en el colegio San Francisco de Paula y José Emilio del Pino en el Altair. Dos centros fundamentales en el panorama educativo para completar este triángulo que nace en los Salesianos de Triana. José Emilio se incorpora a esta legión verdiblanca. El 24 de junio de 1990 entrenaba al Betis que conquistó en Albacete la Copa del Rey de juveniles venciendo 4-2 al Barcelona. Tres goles los marcó Ángel Cuéllar (el cuarto Ponferrada) en un equipo donde estaban Cañas, Merino, Márquez y Loreto, que ganaría la Recopa al Arsenal con el Zaragoza. Eran los cimientos canteranos del gran Betis de Alfonso, Jarni y Finidi. Verdugos de un Barcelona juvenil donde jugaba Guardiola, que dos años después ganaría con el primer equipo la Copa de Europa en Wembley.

José María Calderón (1945) también pasó de los Salesianos a los infantiles del Betis. Ha sido directivo de El Corte Inglés, que abre su primera sede en Sevilla en 1967, en plena madurez deportiva de esta cantera trianera. Se van sumando voluntades a esta iniciativa. Llegan tres juntos: Fali, Eloy y Mesa. Han quedado en Casa Román, en el barrio de Santa Cruz, donde se sigue contando la leyenda de don Juan Tenorio. La primera vez que se reunieron quedaron en el patio del colegio salesiano.

Un emotivo regreso a la vida escolar, a la gozosa fuerza de la juventud. La defensa del monarca saluda a la delantera de los Salesianos de Triana. “Quino empezó jugando de defensa”, recuerda Viladons, “después pasó a la media y finalmente fue delantero centro. Jugamos un partido con los infantiles del Sevilla, íbamos cero-dos, uno de los goles lo marcó Quino, tras el descanso sacaron a algunos juveniles y terminó el partido uno-dos”. Joaquín Sierra Quino, hijo del poeta Juan Sierra, fundador de la revista Mediodía, fue el primer futbolista español que se declaró en rebeldía en la década del mayo francés y las revueltas en medio mundo. Fue Pichichi del Betis en Segunda en 1969, el año que el hombre llega a la Luna, que Franco nombra a Juan Carlos I heredero a título de rey, el irlandés Samuel Beckett gana el Nobel de Literatura y España organiza el festival de Eurovisión un año después del triunfo de Massiel en Londres un cuarto de siglo antes de que el Barcelona de Guardiola ganara en esa ciudad su primera Copa de Europa con el gol de Koeman a la Sampdoria.

De Triana al barrio de Santa Cruz pasando por la estatua ecuestre del rey que reconquistó la ciudad. Cuando el rey san Fernando llegó a Sevilla él se preguntó dónde está mi Betis… Entrenando en los Salesianos de Triana. A la vera del Guadalquivir cuyo nombre romano se los llevó a todos en edad infantil. Viqueira jugó también en el Jerez y en el Calvo Sotelo de Puertollano. Cinco días antes del accidente ferroviario que sufrió el equipo manchego cuando viajaba a Vigo para jugar en Balaídos con el Celta había nacido su hija Laura. “Ganamos con dos goles de Odair”. Ya lo dijo Gabriel García Márquez: vivir para contarlo.

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