Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
Las diferencias entre el modelo político de Juanma Moreno y de Isabel Díaz Ayuso son de sobra conocidas. Como también se sabe que ambos están librando una batalla a medio plazo (bueno, la de Moreno al menos). De esas de las de verdad, las que no se ven pero no cesan. Para los observadores resulta interesante fijarse en los detalles que nos van desvelando la estrategia, y quizás la personalidad, de cada uno. Moreno es poco amigo de histrionismos o de declaraciones polémicas, prefiere la suavidad y los modos del yerno perfecto, esa moderación que tanto incomoda a los partidos de la oposición. Es más difícil, claro, criticar a una persona con ese perfil, que no genera rechazo entre los votantes.
Pero esa actitud no significa que el líder de los populares andaluces no tenga colmillo. Que lo tiene. Por supuesto que lo tiene. Y la última muestra es su designación para presidir el Comité de las Regiones de la Unión Europea, una designación que hacen primero en el PP de España y, luego, en el Grupo Popular en el Parlamento Europeo.
¿Que el Comité de las Regiones es un órgano sin poder ejecutivo? Claro. Es que si lo tuviese, Juanma Moreno tendría que salir obligatoriamente de San Telmo. Y eso, desde luego, no está en sus planes. Al menos durante los próximos cinco años si le salen bien las cuentas y María Jesús Montero no logra darle alcance en las urnas.
Si preguntamos a cualquier presidente autonómico o al correspondiente líder de su oposición si ostentarían ese cargo, la respuesta es más que evidente. Porque Bruselas te permite codearte directamente con los comisarios europeos que, esos sí, mandan en las cosas que nos afectan en Andalucía.
El día que Moreno presentó su candidatura para presidir este órgano, Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra se deshicieron en elogios hacia su figura entre los aplausos de los miembros del PP europeo. Moreno ha contado también con la complicidad de Esteban González Pons y de Dolors Montserrat para que su designación se haga sin conflicto y por unanimidad. Ha habido acuerdo entre la familia popular europea.
En su casillero tiene ya a todas esas piezas y se ha permitido el lujo de deshechar a las que no le interesan (¿recuerdan que Miguel Tellado estuvo solo en su última visita a Sevilla?). Una jugada de ajedrez que Ayuso no ha visto venir o no ha podido evitar. Pero que tiene también sus inconvenientes y no sólo por faltar a algunos plenos del Parlamento (desde San Telmo dicen que será mínimo) sino también porque necesitará presentar resultados.
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