NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Un cantaor cordobés que calca a Pepe Marchena, Juan de Juanes, suele decir que el mejor es el que a uno le gusta. Para él, el mejor fue el genio marchenero. Desde hace años se viene diciendo que el mejor guitarrista de la historia es Paco de Lucía. ¿Cómo se puede discutir esto? Todo se puede discutir. Nunca he escuchado hablar a los paquistas de algo que me parece fundamental: lo que se encontró Paco cuando llegó a la guitarra, y lo que se encontró el madrileño Ramón Montoya Salazar medio siglo antes. Don Ramón empezó a tocar en la última década del XIX. Paco, sesenta años después, cuando la guitarra flamenca estaba definida y con maestros como el propio madrileño, Sabicas, Manolo de Badajoz, el Niño Ricardo o Diego del Gastor. Por tanto, ¿quién lo tuvo más fácil, Ramón o Paco?
Sin Montoya no se puede hablar de la guitarra, porque fue no solo el mejor de su tiempo (1880-1949), sino el padre del toque moderno y el precursor del concertista flamenco, aunque hay que tener en cuenta a guitarristas anteriores como Paco el de Lucena, Miguel Borrull padre o Paco el Barbero. Tampoco podemos entender la guitarra flamenca sin el señor de Algeciras, pero hay que decir que cuando llegó el genio gaditano, Montoya ya había revolucionado la sonanta jonda y el Niño Ricardo la había revolucionado dos veces, antes y después de la Guerra de 1936. Por tanto, cuando hablen del mejor de todos los tiempos no olviden al gitano de la Villa y Corte, por sus grandes aportaciones técnicas, su creatividad y labor para fijar el toque de los distintos palos.
Montoya hizo en la guitarra más o menos lo mismo que Don Antonio Chacón en el cante. Juntos le dieron a este difícil arte andaluz la última mano de barniz, que todavía dura. De esto hemos hablado estos días algunos especialistas en Madrid, en el tablao El Torero, y fueron cuatro gatos. A los flamencos madrileños les importa un pimiento don Ramón, y es una pena. Nada recuerda en la Villa y Corte al genio de la guitarra flamenca, el padre del toque moderno, el que enseñó a tocar a varias generaciones de sonanteros. Parece que están muy ocupados diciendo que el genio de todos los tiempos fue el dios Paco. Que no se te ocurra llevarles la contraria, porque puedes acabar buscando restos de hamburguesas en la basura. ¡Qué pesados, por Dios!
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