La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Sevilla en el siglo XVII albergó muchos personajes y construyó obras que la definieron en la historia. Curiosamente, uno de los más significados fue don Miguel de Mañara y el Corral de la Montería, sin duda el más notable corral de comedias construido en el Siglo de Oro español, coincidieron en el tiempo. En 1627 nació Mañara y un año antes comenzó su actividad el corral de comedias. Y en 1679 el caballero murió y el corral de la Montería cesó en su actividad. Y don Miguel tuvo mucho que ver con el cierre del recinto escénico.
En aquellos años difíciles para Sevilla, aún reciente la gran epidemia de peste de 1649 que redujo a la mitad la población de la ciudad y marcó el inicio de todos los finales sevillanos, ya que su economía y actividad comercial tardaron décadas, casi un siglo, en recuperarse.
Una de las cuestiones en las que destacaba nuestra ciudad era en la vida teatral, con gran asistencia de público a las representaciones. No hace falta recordar la importancia del legado dramático del Siglo de Oro español. Hasta cuatro importantes corrales de comedias existían en Sevilla: el Corral de San Pedro en la plaza del mismo nombre, el Corral de Doña Elvira en la plaza así nombrada, el Corral del Coliseo en la actual calle Alcázares y el Corral de la Montería, en el interior del Alcázar. En estos dos últimos intervinieron los importantes arquitectos Juan de Oviedo y Vermondo Resta.
Eran tiempos de la contrarreforma religiosa y Sevilla era una ciudad llena de conventos, más de sesenta, y mendigos, como testimonia Murillo. En ese marco social se desarrolla una corriente de opinión religiosa para que se cierren todos los teatros en la ciudad. Y “uno de los máximos instigadores fue Miguel de Mañara, hombre rico y piadosísimo que, con insistencia machacona (...) consiguió, bajo el beneplácito del arzobispo de Sevilla, don Ambrosio de Espínola, que el 11 de marzo de 1679, el cabildo Municipal acordase consultar a Su Majestad sobre la apertura o no de los corrales de comedias, una vez pasase el tiempo de la Cuaresma”. Hasta aquí la cita de la profesora Bolaños. En los púlpitos se decía “que no entraría la peste en Sevilla si se desterrasen las comedias”.
La insistencia de Mañara y las cartas que dirigió a las autoridades competentes consiguieron que, al fin de la cuaresma, el Consejo del Rey estableciese que cesasen las comedias en Sevilla. No muchos días después, el 9 de mayo, don Miguel de Mañara murió. El Corral de la Montería no volvió a recuperarse y en la primavera de 1691 ardió, no sabemos si fue por abandono o fue por interés. Hasta un siglo después, con la llegada de Pablo de Olavide, no se recupera la actividad teatral en Sevilla, aunque la afición se había mantenido. Mañara nos dejó sin teatro por cien años. ¿Pueden convivir hoy en Sevilla, Mañara y el teatro?
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