Avanza el campeonato y cada día se acrecienta una incógnita, la de que dónde podría estar situado el Sevilla de haber seguido contando con Ben Yedder. Con Ben Yedder o con cualquier otro delantero que rentabilizase la productividad del equipo en el campo. Pamplona fue un claro ejemplo de la poca resolución del equipo ante el marco rival y la verdad es que quizá el que más garantiza ponerla en las redes rivales sea Munir.

Fuera de concurso durante demasiado tiempo Dabbur y sin acierto Chicharito, el preferido, hasta ahora, por Lopetegui ha sido De Jong. Y el holandés, a pesar del gratificante gol que proporcionó el triunfo más deseado del curso, no está aprovechando el caudal de fútbol que le llega por los costados. A pesar de estas circunstancias y con Ocampos como máximo anotador, la situación del equipo en la tabla es de privilegio y prometedora para un gran balance final.

Los dos puntos dejados en Pamplona han hecho que esa añoranza por un anotador como Ben Yedder se acentúe. Por supuesto que ya se sabe que a la fuerza ahorcan y que el francés fue traspasado para nivelar la balanza económica, pero rentabilizaba tan bien lo que producían sus compañeros que resulta lógico echarlo de menos. Y en éstas surge otra incógnita y es la de que si el club aprovechará la ventana invernal para hacerse con ese añorado seguro de gol.

Solución menos gravosa será darle a Dabbur munición suficiente para aprovecharse de su puntería. En El Sadar pudo hacer el gol del triunfo, pero su acertado disparo fue a la madera. Era cuando el Sevilla asediaba a un Osasuna en inferioridad numérica y también física y de juego. Ganar la LaLiga, ese sueño tan imposible, podría ser de cierto fundamento con un mínimo de acierto arriba. ¿Y si hubiera seguido Ben Yedder? Ben Yedder u otro como él, qué más da.