La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

A qué suena el siglo XX

El jazz, la canción popular, el 'music-hall' o la música de cine son el legado musical más representativo del siglo XX

Eltraslado de los restos de Josephine Baker al Panteón de París que ayer les comentaba, entre otras muchas cosas, supone un reconocimiento -el más alto que se pueda dar en Francia- a lo que en mi opinión es, junto al cine, el legado cultural más representativo del siglo XX: la música popular evolucionada desde matrices muy elementales y ambientes muy modestos gracias al genio de autores e intérpretes hasta fundirse con la alta cultura y las vanguardias históricas.

Que la Baker conociera su primer triunfo al debutar en 1925 con un espectáculo de jazz -Revue nègre- en el Thèatre des Champs Elysées lo simboliza suficientemente. En los años 10 y 20 del pasado siglo este teatro era un templo de la modernidad en el que tuvo lugar el escandaloso estreno de La consagración de la primavera de Stravinski, actuaron los Ballets Rusos de Diaghilev y los Ballets Suecos de Rolf de Maré estrenando obras de Satie, Debussy o Stravinski, se presentó Les mariés de tour Eiffel de Cocteau con música de Honegger, Milhaud, Auric y Poulenc, y en el que solo dos años antes de la presentación de la Revue nègre se había estrenado la jazzística La creación del mundo de Milhaud con los Ballets Suecos y decorados y vestuario de Fernand Leger. Tras el éxito de la Revue nègre -en la que además de Josephine Baker se dieron a conocer en Europa los grandes jazzistas Claude Hopkins y Sidney Bechet, quien ya había actuado en Londres en 1919 y 1922 llamando la atención del director de orquesta Ernest Ansermet- el teatro abrirá sus puertas al jazz y el music-hall.

El jazz, la canción popular con sus variantes nacionales y su vertiginosa evolución desde los años 20 a hoy, el music-hall, el cabaret, la comedia musical o la música cinematográfica son, en mi opinión, el legado más original y representativo de la creatividad musical del siglo XX. Sin hacer de menos, por supuesto, otros logros musicales. Pero quien quiera en el futuro saber cómo vivían, amaban, sufrían, gozaban, soñaban, se divertían o se evadían los hombres y mujeres del siglo XX deberá oír las composiciones e interpretaciones de los genios populares del jazz, la canción, el music-hall o el cine llamados Ellington o Armstrong, Piaf o Piquer, Gershwin o Porter, Fitzgerald o Holiday, Crosby o Sinatra, Padilla o Quintero, León y Quiroga, Miller o Goodman, Lennon & McCartney o Elvis, Aretha o Marvin, Astaire o Montand, Legrand o Morricone.

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