Ante los aplausos que cada tarde o en cualquier momento se realizan en señal de apoyo y agradecimiento a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, sanitarios, limpiadores/as, trabajadores de servicios y mantenimientos de vías públicas, empleados/as del comercio de alimentación y primera necesidad, camioneros, repartidores y personal de empleos esenciales en general, sirvan también esos aplausos a esas personas que cada día ponen en riesgo sus vidas por lo del coronavirus para que las personas más desfavoricidas, con reducción de movilidad o de otra índole mental o física y personas mayores puedan alimentarse y tener un agradableconfort durante el confinamiento.

Lógicamente, me refiero a los/as voluntarios/as que se quitan un poco de tiempo para dedicarse con cariño y esmero a esas otras personas. Voluntarios que, sin esperar nada, se ofrecen sin llamarles nadie. Siempre están presentes en los comedores sociales cocinando y sirviendo la comida, repartiendo a domicilio alimentos gratis y donados. Veo cada día como los voluntarios del Catering Social José María Sánchez, de la Asociación de Hermanamientos de los Pueblos del Mundo, se entregan sin que a nadie les falte un plato.

Por su magnífica labor en silencio, también un gran aplauso. Asimismo, a esos comercios, empresas y Banco de Alimentos que colaboran desinteresadamente, haciendo ver que el Covid 19 no es ningún obstáculo para que marche todo a la perfección.