Alba Fabián Martínez

El aislamiento de la hiperconexión

El año pasado la pandemia nos obligó a aislarnos más que nunca y sólo pudimos burlar las distancias buscándonos entre los balcones y comunicándonos a través de internet. Gracias a los ordenadores, móviles e internet estamos aún más conectados, pero a la vez, el conocer a gente mediante estos dispositivos resulta más complicado que nunca. Las redes sociales han sido durante este año la única opción para conocer ¿cibernéticamente? a alguien, pero la mayoría de veces el diálogo se queda en 4 líneas que parecen un test de compatibilidad.

Es cierto que la intención de conocer a gente muchas veces esconde un deseo de encontrar pareja o simplemente tener una relación de una noche, pero ¿qué pasa si pretendo realmente conectar, hablar, compartir, reír, traspasar la barrera digital? ¿Cómo lo hacemos? Parece que en este extenso catálogo, en el que, no nos mintamos, lo primero que juzga la gran mayoría es la foto, debería simplificarlo todo, pero sin embargo hace que pierdas largas horas escribiendo sin conseguir realmente llegar a conocer a casi nadie. Con la apertura de las fronteras y poco a poco la activación del ocio, igual tenemos la oportunidad de recuperar un poco esa conexión de mirarnos y dedicarnos tiempo para compartir, esa conexión que con las redes sociales resulta más superficial. 

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