Manuel Alfonso Rincón

Ni dignidad ni ideales

No hay dignidad, no hay ideales, no hay un proyecto de Estado, no hay esfuerzo en común. Sólo hay intereses. Primero fueron los intereses regionales, cada uno para la suya a montarla lo mejor posible y a detraer todo lo que se pueda del Estado. Vean diciembre del 78, Fernández Ordóñez creando de una tacada IRPF, Sociedades, Patrimonio, Donaciones y Sucesiones porque, desviados a las regiones los millones que se habían estado gastando en desarrollo desde 1959, no había bastante para tantísimo funcionario, coches, chóferes, moquetas, directores generales y delegaciones en todas las provincias de los 17 gobiernos regionales.

A la vez, las dos injustamente tratadas al verse diluidas en el café para todos, una matando a 900 personas, casi todos empleados públicos, y la otra matando libertades sin poder rotular en castellano ni hablarlo en el recreo (con el colofón de poner a arder las calles). Y por medio, regalando todos los gobiernos regionales, a los 17, ¡competencias para siempre! a cambio del sí en un simple momento a un Presupuesto o a una investidura. Y desde 2004 se unieron los intereses feministas, los de Lgtbi, los inmigrantes, los de así hay que escribir la Historia y todos los que usted quiera, todos legítimos, deseables, necesarios, pero como otros cientos, porque si levanta usted una bandera, aparte de que contribuyamos todos, si lleva aparejada posibilidades de puestos de trabajo fijos, pues más detracciones al erario común para los apuntados directos.

Y la traca final de los actos de propaganda sorprendentes, como ¿se gastaría usted 50 millones porque Chile no puede organizar una Cumbre?, pues venga para acá, 50 millones, cuando tengo una deuda pública del 100%, un déficit rampante, el PIB cayendo en tres años del 3,2 al 1,9, 14% de paro en general, 40% de paro en la juventud y carencias por todos lados.

Y Europa nos mira y dice: “¡Locos, absolutamente locos! Y más traca: ¿pondría usted a un violador compulsivo de vigilante de habitaciones de un internado femenino?; pues nosotros ponemos a los sediciosos declarados y a un bolivariano de Venezuela, ¡de la Venezuela del hambre por las calles!, a administrar la caja común.

Y Europa dice: “¿Qué hacemos con éstos?”. Bah, que se deshagan solos, y que nos lo compren todo. Y en la cúspide: ¿quién votará contra dejar de tener un sueldazo, dejar su posición social de influencia? ¿Quién votará contra sus propios intereses?: nadie, y como todo el país está en manos de cinco-siete-ocho líderes que tienen en su mano las listas cerradas y bloqueadas, seguimos la cuesta abajo.

Próximo capítulo, Venezuela, excepto dos regiones: ésas, nivel Bruselas. 

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