Hasta ahora, los madrileños siempre habíamos sido bienvenidos en todas las comunidades de nuestro país y en todas ellas encontrábamos acomodo y hospitalidad. Sin embargo, las consecuencias de la pandemia y el tratamiento de la misma por parte de los políticos están generando un clima de cierto rechazo que puede ser muy perjudicial para nuestras futuras relaciones con otras regiones.

Lo cierto es que las disputas políticas a que nos tienen acostumbrados los representantes de uno u otro signo no favorecen, en absoluto, la concordia ciudadana. Harían bien las señoras y los señores diputados en aparcar sus diferencias y medir el alcance de sus expresiones, porque con ello sólo consiguen echar más leña al fuego en vez de intentar apagarlo. que sería lo más apropiado.

Los términos “apestados”, “secuestro” y “madrileñofobia”, que se han escuchado estos días reiteradamente, lejos de resultar anecdóticos, están calando hondo y tendrán efectos muy negativos, desafortunadamente. 

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